Adriana Ginatto. Reiki

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«El Reiki despierta en la persona su poder curativo interior»

Adriana Ginatto es experta en Reiki y en meditación, co-fundadora de “Reiki al Servicio” y del movimiento Meditación Masiva, por lo cual ha recibido el reconocimiento de Embajadora de la Paz, reconocimiento entregado por la Fundación Mil Milenios. “Esto no es un premio por una trayectoria, es un compromiso a trabajar por la paz desde nuestros lugares”, aclara enseguida. También es Contadora Pública, actividad que fue dejando paulatinamente para dedicarse a estas técnicas holísticas.

El Reiki fue una de las primeras terapias alternativas que se hizo popular, tal vez por su identificación con la imposición de manos, recurso presente en la mayoría de las religiones. O tal vez por lo contrario, por no ser asociado a una religión y ser transversal a cualquier creencia o incluso al escepticismo más enérgico.

Pero a Adriana Ginatto no le parece adecuado el término «terapia alternativa» porque quedó en desuso, se pasaron a llamar complementarias y actualmente se las denominan integrativas. “Lo alternativo señala un camino o el otro, y no es solamente el Reiki, sino que se integre a la medicina occidental junto con otras tantas disciplina”.

Es muy alentador ver a un experto en alguna disciplina reconocer que el suyo no es el único camino.

Qué es el Reiki y cómo funciona

Reiki es un término de origen japonés que se divide en dos, rei significa universal y ki, energía. Por lo tanto, se traduce como energía universal, vital. “No es nuestra propia energía sino esta energía que está en el universo y nos rodea, que mantiene vivas a las plantas, que hacen nacer a los animales, que nos hace crecer, que está siempre entre nosotros”, explica.

Es la misma energía que, según las distintas culturas tiene su propio nombre, en China la llaman Chi, en la India la llaman Prana, los católicos la llaman Espíritu Santo, otros la llaman Universo. “Pero no importa el nombre, es cuestión de experimentarla”, agrega Adriana.

El Reiki se realiza mediante una imposición de manos (es el método más común) “para canalizar esta energía que no es la nuestra. Nosotros no nos quedamos con lo que el receptor trae ni el receptor se puede quedar con algún enojo o algo que sea nuestro. Simplemente, con nuestras manos somos canales y lo que sale es esa energía pura, cristalina, amorosa que tiene que ver con la energía vital universal que es ilimitada, que es la energía creadora, que muchos llaman dios”.

Sin embargo, “el Reiki no tiene que ver con ninguna religión ni con ninguna filosofía en particular. No es necesario creer en nada para tomar una sesión de reiki. Lo bueno está en experimentarla”, vuelve a decir Adriana. Lo importante es vivenciarlo y comprobar los resultados.

Por otra parte, el tratamiento de Reiki tiene un efecto acumulativo. “En la medida que se avanza, en sesiones sucesivas se va logrando un equilibrio físico, emocional, mental y espiritual, un bienestar integral. Pero tiene sus propios tiempos y hay que tener paciencia con los procesos.

A veces funciona como si fuese la semillita de bambú que, cuando se planta tarda siete años bajo la tierra y parece que no pasara nada, pero después, en seis meses crece más de 30 metros y es la caña más dura”.

“El Reiki apunta al equilibrio integral de la persona y es bueno para cualquier tipo de problema”, aunque lo más habitual es que las personas recurran a este tipo de técnica para buscar salud física pero Adriana Ginatto aclara que esa energía universal, sabia e inteligente “con mayúsculas”, va a dar a la persona lo que necesita que no siempre es lo que ella o el reikista cree que es lo mejor en ese momento.

Reiki a distancia

Es posible hacerle Reiki a una persona que no está presente físicamente, “puede ser a alguien que está en la habitación contigua y no lo veo o que está en otro país”, sostiene.

Un punto delicado en este tipo de práctica es el límite entre buscar el bien del otro sin su autorización expresa, o invadir su privacidad. Adriana aclara que en ese aspecto hay varias posiciones, “cada maestro con su librito”, como dice el refrán popular.

Están quienes sostienen que, como está dirigido al bienestar integral del ser humano y no se va a producir un daño, se le puede hacer el tratamiento sin importar si se obtuvo su consentimiento. En la punta opuesta están los que dicen que no lo realizan si no tienen su autorización porque sería vulnerar su libertad individual.

“Pero hay quienes tenemos una posición intermedia –sostiene Adriana- en la cual realizamos el tratamiento a distancia y solicitamos permiso al Yo Superior o al alma de la persona, como cada uno lo llame. O si no, decimos que hacemos este tratamiento para que la persona lo reciba cuando esté dispuesta y si esto nunca sucede, que esa energía vuelva al universo”.

Según los maestros de esta disciplina, el Reiki siempre la va a dar a la persona lo que ella necesita por eso tampoco puede ser utilizado con malas intenciones.

El Reiki busca el mayor bien, entonces me tengo que desapegar del resultado para no alimentar mi ego. No somos nosotros, es la energía que pasa por nosotros”.

Ahora bien, ¿cuál es el límite entre que la persona se siente incapaz de desarrollar su propia fuerza interior y entonces busca ayuda en una energía que está afuera?

Adriana explica que a los reikistas no les gusta nombrar a sus consultantes como «pacientes» sino “receptores”. “Paciente es el que queda ahí esperando que algo suceda, en tanto, el Reiki provoca la autosanación, despierta en la persona ese poder curativo interior que tiene y lo invita a usarlo para su propio bien”.

El reikista no es un sanador

Por su parte, “el reikista no es un sanador, dice con énfasis. Somos instrumentos, somos canales, somos herramientas de esta energía vital universal o espiritual y lo que hacemos es invocarla o pedirla prestada al universo para que salga a través de nuestras manos. También hay otras, pero la forma más común es a través de nuestras manos.

Adriana explica que cualquiera puede ser reikista pero debe prepararse a través de un maestro que abre esos canales y equilibra los centros energéticos de la persona para que esa energía pueda fluir a través de las manos. El reikista lo debe mantener con un trabajo cotidiano de cuidado y es importante que lo practique primero en sí mismo porque va a estar más equilibrado. Esta técnica equilibra la parte física, mental, emocional y espiritual del individuo. Es una técnica holística que toma al ser como un todo, entonces está bueno que el reikista practique su autotratamiento.

Si no lo hace consigo se pondría en un lugar de mucha soberbia, decir ‘yo no lo necesito pero lo necesitás vos’. Es importante reconocer que tenemos luces y sombras, que tenemos que integrarlas, y que tenemos que trabajar sobre nosotros mismos”, dice Adriana y agrega que uno de los cinco principios de Reiki dice «trabaja duro sobre ti mismo».

Reiki al Servicio

Hace más de ocho años, Adriana Ginatto y Hugo Vietto, crearon “Reiki al Servicio”, un voluntariado de equipos de reikistas que ofrecen sesiones gratuitas en hospitales públicos y hogares de ancianos de la Argentina, y ahora también están asesorando grupos del exterior.

“Tenemos varios equipos, cada uno funciona en distintos hospitales. Se trabaja con grupos cerrados de pacientes aunque en otros está abierto a toda la comunidad, depende de lo que autoriza el centro de salud al que acudimos”, explica.

En algunos centros también lo ofrecen a los médicos y profesionales que trabajan en el lugar, enfermeros, familiares, la gente de limpieza, los administrativos. «Cuidamos a los que cuidan», concluye.

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AUDIO de la entrevista

Reiki. La energía del universo es inteligente, va hacia donde se la necesita

 

Monica Baum, diciembre de 2019