No creo en el pecado original, creo en la bendición original.
Alejandra Ducca se presenta como Bioterapeuta de cristales, geometría sagrada y sonidos áuricos. Pero también es una Contadora Pública por mandato familiar que siempre quiso ser arquitecta, nacida en Santiago del Estero, aunque vivió por 30 años en Tucumán, en el norte argentino. Allí se inició en el aprendizaje de los lenguajes de la luz. “De chica sentía que había algo más, que esto que veíamos no era todo y algo en mí me empujaba en esa búsqueda”, reconoce.
Por su interés en la tela barracán tomó contacto con hombres y mujeres chamanes de los Valles Calchaquíes, quienes la invitaron a conocer los portales de energía, lugares donde convergen energías cósmicas y telúricas en grandes cantidades y que, al atravesarlos, producen un reseteo de la energía personal. En ese ámbito también conoció la sabiduría de los cristales y empezó a investigar sobre el reino mineral, mientras seguía con una vida común criando a tres hijos.
No creo en el pecado original, creo en la bendición original
A Alejandra las religiones nunca la convencieron. “No creo en el pecado original, creo en la bendición original. Es una bendición llegar a este plano y entrar en una familia, somos ofrendas de amor para este planeta, venimos a ayudar a que se ancle en la raza humana la conciencia de amor, de abundancia y de paz”, sostiene.
“Somos un fractal de la divinidad caminando en esta tierra. Somos la luz del amor divino en acción. Cuando logramos creernos esto no nos cuesta nada ser humanos, porque sabemos a qué vinimos”.
Explica que hay dos formas de conectar con lo divino: “O haces un camino espiritual donde espiritualizas tu materia, o haces un camino humano, que es cuando realmente sabes quién sos y ya no te cuesta nada entrar en esta realidad, porque sabes que es un juego divino donde el cuerpo físico es parte de nuestro plan divino.”
En este camino divino y humano ciertamente no estamos solos. Alejandra Ducca reconoce el auxilio cotidiano de ángeles de la guarda, guías espirituales -o como cada uno quiera denominarlos- que están a disposición de todos, “solo hay que abrirles el corazón y abrirte a tu multidimensión; somos seres multidimensionales”.
“La tercera dimensión es esta dimensión material que venimos a experimentar. La cuarta dimensión es una frecuencia en donde hemos empezado a elevar nuestra conciencia, a desarrollarla a partir de hacernos preguntas existenciales, de sentir que soy algo más que este cuerpo físico. A partir de esas preguntas, desde algún lugar uno comienza a obtener respuestas y a desarrollar una conciencia que va más allá del mundo de las formas y de los roles que cada uno tiene en su vida. Cuando realmente te das cuenta que sos un ser de luz todo lo demás son roles que vas experimentando y que ya los ejerces desde otro lugar”.
Unir la energía de la tierra y la del sol
La respiración vertical juega un papel fundamental en energizar nuestro cuerpo y nuestra alma. Alejandra Ducca explica que este tipo de respiración busca unir en nuestro corazón la frecuencia solar con la frecuencia telúrica –la del núcleo de la tierra-. “Quien ayuda a crear esta atmósfera sagrada dentro de la cual puede existir la vida es este núcleo, este corazón de la madre tierra que crea un gran campo electromagnético dentro del cual se genera estas condiciones de vida. Entonces, cuando entra un haz solar ayuda a irradiar luz, pero quien más nos regala calor es la tierra”, explica.
Su camino de aprendizaje también la llevó a investigar y aprender a activar sus tecnologías de luz, el tercer ojo o glándula pineal, el merkaba y recursos de lo más diversos, hasta que sus guías espirituales la invitan a ir más allá del trabajo consigo misma para ayudar a los demás con la terapia de cristales. En ese trayecto conoció a su pareja, el filósofo Roberto Pérez, con quien se instaló en Buenos Aires para dedicarse completamente a estas disciplinas.
Terapia de cristales o gemoterapia
“La luz nos habla en varios lenguajes y, hoy por hoy, como está la situación energética en el planeta y la cantidad de energía que estamos recibiendo a nivel cósmico, nos está invitando a que prestemos atención a cómo esta nuestra luminosidad, explica. Es casi más importante saber en qué estado está tu coeficiente lumínico que tu coeficiente intelectual porque este depende del primero, entonces necesitamos aprender a incorporar toda esa cantidad de luz que está llegando.
La luz nos habla a través de los colores, porque apenas ingresa un haz de luz a la atmósfera se divide en siete colores y cada frecuencia de color tiene una vibración que trae implícita virtudes. Cuando uno va incorporando esas frecuencias de luz, esas virtudes van encarnando en uno y se van transformando en valores de vida.”
Alejandra cuenta que mucha gente llega a la terapia de cristales con desconocimiento y decepcionada porque ya ha probado de todo, pero se sorprenden cuando, ya desde el inicio, los cristales reflejan el estado de la persona. “Cuando empieza la sesión los ayudo a colocar unos cristales en un mandala geométrico donde cada área del mandala representa una energía: física, emocional, mental, el alma, el espíritu, su centro de acción; y, según el cristal que pongan en cada área me están contando cómo están, puedo saber qué tengo que ayudar a desactivar o fortalecer en esas personas.
Los cristales son los bio-decodificadores más maravillosos que la madre tierra nos regala, porque en ellos se condensan todos los lenguajes de la luz. Todos. Tienen geometría, porque cristalizan geométricamente; tienen luz y color, porque cada uno tiene su color; tienen sonido y vibración. O sea que, cuando tenemos un cristal en las manos, tenemos un pedazo de luz entre nosotros.
Ellos purifican nuestras energía y ayudan a activar lo que tengamos desactivado, a desactivar lo que tengamos sobre activado, y nos ayudan a ir fortaleciendo nuestro campo de luz, que es lo que se necesita en este momento: que nuestra atención esté más pendiente de cómo esta nuestro campo de luz que como está nuestro cabello o nuestras uñas. Eso también es importante y lindo, pero estamos tres horas en una peluquería y decimos que no tenemos tiempo para darnos un baño de luz, o de mirar el sol de un amanecer o de un atardecer, entrar en comunión con la luz solar. El sol es el representante visible de Dios acá en la tierra.
El primer sonido fue decir «Hágase la luz»
Alejandra Ducca acompaña su trabajo de cristales con sonidos áuricos. “Los sonidos en realidad son el primer lenguaje de la luz. Con palabras Dios dijo: ¡Hágase la luz!», explica.
Entre estos recursos está la propia voz. “La voz es muy sanadora y nuestro instrumento son nuestras vocales, por eso se llama cuerdas vocales. Cuando estamos cantando o pronunciándolas estamos haciéndonos masajes internamente y estamos ayudando a que nuestra frecuencia y nuestra vibración se armonicen.”
En este punto nuestra entrevistada se suma al reclamo por el restablecimiento del tono patrón de afinación de 432 Hz, que en el año 1953 fue subido a 440 Hertz por los nazis. El tono 432 Hz concuerda con la vibración del universo en tanto el de 440 acelera nuestra frecuencia. “Nos sacan del corazón y nos llevan a la mente, y nos acelera. Hay que bajar un cambio, literalmente hay que bajar una octava”, sostiene.
Los sonidos áuricos, ejecutados con instrumentos naturales o que están afinados con la frecuencia de 432 hercios, ayudan a que la persona recupere su frecuencia de origen. “Mientras que los cristales van elevando su frecuencia energética, los sonidos le bajan la frecuencia cerebral; los sacan de la frecuencia acelerada y les permiten entrar en una fase alfa, delta o gama. Entonces podemos entrar en el inconsciente y sacar programaciones que esas personas están listas para reprogramar, para sanar, para integrar, o quizás perlas de sabiduría que estaban ya en su inconsciente listos para ser traídos a su conciencia y que la persona no había podido sacar a la luz.”
El origen de la enfermedad
“Un problema de salud, antes de impactar en su energía física, en el cuerpo, ha estado por lo menos seis meses en desarmonía en el campo de luz, sostiene Alejandra Ducca. Entonces, empezar a cuidar nuestra energía lumínica es una medicina preventiva de primer nivel. A lo mejor sientes que ya hay algo a nivel emocional o a nivel mental, algún bloqueo que todavía no ha impactado en tu energía física, y si te das una terapia de cristales y sonidos áuricos ayudas a que eso se armonice y que no llegue a impactar en el cuerpo físico. El cuerpo físico es el último eslabón donde se expresa la desarmonía.
Cuando mueres por una enfermedad es porque no tuviste tiempo de tratarla con conciencia y te creíste que sos la enfermedad. Lamentablemente nos identificamos con cosas que no somos, nos identificamos con el cuerpo y no somos el cuerpo, nos identificamos con nuestra emocionalidad y no somos nuestras emociones, nos identificamos con nuestros pensamientos y no somos nuestros pensamientos.
El gran tema es dónde estas poniendo tu foco de identificación. Si te identificas como un ser de luz, como un alma, todo lo demás pasa a ser parte de tu experiencia y lo tratas con la dignidad que se merece, lo cuidas, por supuesto, porque sabes que es transitorio, pero no pones toda tu atención allí. Han pasado milagros maravillosos de seres que se estaban muriendo y que, en un estado de coma, lograron reencontrarse consigo mismos, con el mensaje o el plan original por el cual vinieron a este mundo y vuelven, toman conciencia y se sanan, y los médicos no entienden qué pasó”, declara.
¿Argentina tiene esperanza?
Le pregunto a Alejandra Ducca si este paradigma se puede extrapolar a lo social, a la energía de un país y hacer algo más allá de lo personal.
“¡Claro que sí!, responde con énfasis. Está subyaciendo un tremendo cambio de conciencia en Argentina que está vibrando a nivel intraterreno, pero que las personas más sensibles lo van sintiendo. De hecho Argentina es considerada un lugar con seres de mayor conciencia, es uno de los futuros polos de desarrollo de la conciencia a nivel mundial.
No nos enganchemos con lo político, no nos enganchemos con lo económico –reclama, porque a nivel mundial se están cayendo a pedazos las viejas estructuras de la política, de la economía. Esto no solo le pasa a Argentina, es a nivel mundial y en algún momento tendremos que cambiar la cabeza”, concluye.
Hay esperanza.
VIDEO de la entrevista
AUDIO de la entrevista
Conectar desde el cuerpo es parte de nuestro plan. Vinimos a experimentar la materia
Monica Baum, junio 2019