Encarnación Sánchez Vargas. Aborto. Infertilidad. Tomar a la madre.

Monica Baum Entrevistas, Entrevistas completas

«Sanar el útero es sanar la madre y el linaje, donde encontramos las heridas que marcaron nuestra vida»

Esta sanadora andaluza viene del mundo del arte, llegó a la Argentina siguiendo la invitación de Matías Di Stéfano para viajar a la Antártida, y de ahí se fue quedando por estas tierras. Tras licenciarse como actriz en España comenzó un camino de búsqueda que la llevó al laboratorio escuela de teatro experimental de Jessica Walker, en Barcelona, donde relacionan lo corporal con el crecimiento personal desde una visión holística. Allí incorporó elementos de la medicina china, flores de Bach, numerología, constelaciones familiares, entre otras técnicas, recuperando el origen chamánico y de sanación del teatro.

Uno de los talleres que brinda es de Sanación del Útero, el que aborda desde la convicción de que sanando cada una nuestro útero, también se sanará la sociedad. “Buenos Aires es este útero encargado de gestar la nueva humanidad, mirando la tierra como un cuerpo, toda la Argentina sería esta gran mujer”, observa.

“Pero no podemos hablar de útero sin hablar de madre, de ancestra, del linaje donde encontramos esa herida o capítulos traumáticos que marcan la vida de la mujer”.

El aborto

Uno de los temas centrales de la actual agenda pública argentina es el aborto, y también es uno de los ejes del trabajo de Encarnación, pero desde otra mirada.

“Acompaño a mujeres en duelos gestacionales por abortos y en este cambio de perspectiva que nos ofrece el pensamiento sistémico de la inclusión, donde se produce la reparación, incluso solamente por mirar esos seres abortados. Este ser que vino, cuando es mirado, cuando es integrado restablece el orden del sistema y el amor puede volver a fluir.

En lo que nos ayuda esta mirada es a estar en paz y encontrarle un sentido más profundo, que es lo que el debate moral, político o religioso no ofrece, porque se queda en la criminalización, en el castigo, pero ahí no hay una salida evolutiva. Es una mirada muy limitada de un tema que es muy amplio, muy íntimo y delicado.

El abordaje sistémico no culpabiliza a la mujer que opta por un aborto, ya que un aborto no es solo responsabilidad de la mujer sino de todo el sistema. Es un pacto entre estas almas, estos seres no nacidos vienen a traer una información al clan al que pertenecen.

Un aborto se puede producir por muchas razones y, en el caso que sea voluntario, en la mayoría de los casos hay una gran herida en esa mujer de mucha soledad, de mucho abandono. Es fuerte tomar esta decisión, no es un tránsito sencillo. Esto no es ni bueno ni malo, porque si lo tiene por obligación puede ser peor ¿dónde está el límite, siendo algo tan personal y para siempre?

 

El rol del no nacido

Encarnación Sánchez Vargas retoma el concepto sistémico, tan caro a las Constelaciones Familiares, donde al ser hay que mirarlo e integrarlo al clan al que pertenece, incluso si no nació a la materialidad de la vida física.

“Y tiene un lugar, puede ser tu primer hijo, tu segundo hijo”, insiste y va más allá: “Ese ser tiene un padre que siempre va a formar parte de ese clan y de esa historia. Simplemente, cuando las cosas se van ordenando hay algo que se acomoda.

Pero cuando los dejamos en el secreto o condenados en la culpa, al final nuestro cuerpo lo va a manifestar, tal vez con un tumor, con un mioma, con tristeza, u otro de los hijos que nace lo puede cargar. Sin embargo, cuando le damos su lugar, estos seres operan desde otra dimensión, desde el Ser que son, y pueden hacer lo que estuvieron destinados a hacer.

Las almas que han sido abortadas han elegido ese destino. No por eso el clan o los padres están exentos de hacer el trabajo.

Estos seres vienen a representar a los grandes excluidos del clan. Cuando esta situación se produce, energéticamente estos seres vienen a hablar de cosas del pasado, o de otros seres que fueron excluidos u ocultados. Puede ser un hijo bastardo, una relación extramatrimonial de la cual hubo un hijo que quedó excluido, el abuelo que dejó embarazada a la abuela y luego la abandonó, etc.

Estos seres tienen este poder de remover para que las raíces del árbol salgan a la luz.

La infertilidad y el deseo de ser madre

Qué pasa con las mujeres que buscan tener un hijo biológico y, al no lograrlo, cargan con esa deuda y con un profundo reclamo. Encarnación sostiene que la infertilidad, en algunos casos, también está relacionada a los abortos pero puede haber varias causas.

“Desde lo sistémico siempre hablamos de fidelidad, una lealtad, un amor ciego, lo cual es lícito porque es lo que nos da la pertenencia que es tan necesaria para vivir. A veces puede ser que alguna de las mujeres de los ancestros murió en un parto y en el inconsciente quedó grabado: «embarazo igual a muerte, dar la vida es igual a mi muerte”; o algún hombre entre los ancestros que quedó viudo por un parto. A veces la mujer no está en el lugar que le corresponde porque está siendo mamá energética de otros abortos del clan, por lo tanto no está disponible. Otra posibilidad es que alguna de las ancenstras haya atendido abortos y, como compensación, ese miembro del clan no puede o no quiere tener hijos.

En realidad, no es que no puede, todo se puede, solo hay que aceptar el destino de que en ese momento no estamos pudiendo, lo cual no es resignación. Cuando uno acepta e integra no vive más triste.

Esta situación se puede revertir, no hay que dejarlo al destino sino trabajarlo. Hay que ayudar a ese destino, aceptando que ahora no se está pudiendo porque eso es lo que nos va a llevar a ver por qué no estamos pudiendo y sanarlo.

La madre

En las largas jornadas de sanación del útero que ofrece Encarnación, es central el tema de la madre propia y el de ser una misma madre. “Allí constelamos a la mamá y a las ancestras para tomar toda la fuerza de la madre y del linaje. Asimismo, integramos a los hijos no nacidos, si los hubiera.

Es muy importante tomar a mamá porque la vida es mamá, ella es el canal que nos trae a la vida. Mamá es la pareja, es mi relación con el dinero, mamá es matriz, tanto para hombres como para mujeres”.

 

Pero ¿qué es «tomar a la madre«?

Es aceptar a la madre con todo, entonces puedo tomar a la vida con todo y, gracias a que tomo a mamá es que puedo ir a papá, porque es la mamá quien elige al papá.

Al mismo tiempo, es mi destino quien elige a ambos para darme la vida. Por lo tanto, es muy importante que papá y mamá honren el destino de esta hija para que la hija también pueda vivir su camino, tomar la vida y partir”.

Ante la pregunta de cómo podemos ser mejores madres, Encarnación interpela: «¿qué te hace pensar que no estás siendo buena madre? Cuando uno quiera hacerlo ‘mejor que la propia madre’, hay una subestimación de ella y no la estamos honrando plenamente, porque si la tomáramos no lucharíamos contra ese patrón.

Te da bronca ver que lo haces como ella y sentís que no lo podés hacer mejor, sin embargo ¿no estás haciendo lo mejor posible? Ahí se muestra el juicio que realizas sobre tu mamá.

Siempre tenemos que mirar a mamá e inclinarle la cabeza, honrarla. ‘Mamá, gracias por todo. Yo respeto tu historia y la dejo con vos’. Aceptar esa matriz que te dio tu mamá en la que vienen esos patrones.

Pero además, ahí es necesario separar las responsabilidades. Como Ser, tú elegiste esa mamá, y elegiste ese clan. Elegimos a la familia por los talentos y las habilidades que tienen, no por los defectos. La elegimos por las virtudes y el potencial que tiene y estos son el antídoto para todo esto que nos pasa.

Cuando sentimos que nos faltó mamá, muchas veces ese enfado es un reclamo, como que tiramos de la manga de mamá: ‘¿por qué no me diste? ¿Por qué no fuiste? ¿Por qué no estuviste?’. Es el niño o la niña que sigue viviendo dentro de nosotros y que está herido.

Habría que ver la historia de esa mamá y mirarla con respeto. Pero es su historia y ahora yo tengo la mía; ellos llegaron hasta acá ¿qué hago yo ahora con esto? Amar a esta niña herida que sigue viviendo adentro nuestro; mirarla y decirle ‘te veo, veo tu dolor, tu herida, tu demanda’, preguntarle ‘qué puedo hacer por vos’, y seguir adelante. Ahora ya es una responsabilidad del yo adulto,

Debo poder decirle a mi madre: ‘me hiciste mucha falta, pero me diste todo lo necesario para vivir, que es la vida’. Entonces algo queda en paz, algo se va alivianando.

Ahí es donde entramos a esa aceptación y amor a nosotras mismas desde donde vemos que estamos haciendo todo lo mejor posible.

La obsidiana

Encarnación utiliza en sus talleres la obsidiana, que no es una piedra sino lava volcánica vitrificada, históricamente relacionada con la energía femenina.

“Tiene el don de cortar, absorber, diluir para evitar que se cristalice la energía negativa. Le dicen la piedra de la verdad, porque nada se le esconde.

La obsidiana nos ayuda a integrar, a no tener una mirada fragmentada sino de unidad, porque todo está pasando al unísono, todo es lo mismo.

La obsidiana tallada en forma de huevo tiene una simbología muy fuerte en nuestro inconsciente, un huevo es la energía femenina y masculina, y, al mismo tiempo, tiene la fuerza de la semilla del renacer”.

VIDEO de la entrevista

AUDIO de la entrevista

Sanación del útero. Fortalecer lo femenino desde la raíz

 

Monica Baum, septiembre 2019