El Eneagrama es una técnica milenaria que propone una clasificación de la personalidad destinada al autoconocimiento y al desarrollo personal. El origen de la palabra Eneagrama es griego y significa nueve líneas, las que se organizan en una estrella de nueve puntas sobre un círculo, el que representa el mundo y las puntas, las diferentes maneras de percibirlo.
Basado en el sufismo, la adaptación occidental fue desarrollada por Oscar Ichazo, aunque fue Claudio Naranjo quien le dio forma práctica y organizada como se la utiliza actualmente.
El Eneagrama se organiza en nueve tipos de personalidad o eneatipos y cada uno tiene patrones de pensamiento, sentimiento y comportamiento. Con esto, permite revelar cómo cada uno aborda las relaciones humanas, las circunstancias de la vida, etc. Esto se debe a que cada persona, según el ambiente familiar en el que nació y se crió, inconscientemente adopta un mecanismo de defensa que luego define su personalidad y cuya función es encubrir los verdaderos motivos por los que se comporta de un modo en concreto.
Según explica Jordi Gil, “la palabra personalidad deriva del latín personam, palabra que designaba a la máscara con que cubrían su rostro los actores durante las representaciones dramáticas. Poco a poco, el término fue pasando de su significado concreto a otras de índole más abstracta. El Eneagrama busca ayudarte a detectar tu mascara para poder ser más la persona que la lleva”. Y, tal como dice Norma Alessandro, esta técnica permite a la persona conectarse con su esencia.
Descripción de los eneatipos
- ENEATIPO 1: El Iracundo. Son personas que transforman su ira en normas, leyes, estudios, pues no la consideran una cualidad perfecta. Buscan la perfección y hablan en términos de lo que está bien y lo que está mal, sin claroscuros, ellos lo tienen claro. En su estado más sano/consciente/maduro, son tolerantes y muy éticos.
- ENEATIPO 2: Son personas que seducen para sentir que el otro los necesita. Dan fingiendo no esperar, pero precisan agradecimiento y tienen poca tolerancia al rechazo. Necesitan ser vistos. En su estado más sano pueden ser realmente altruistas y desapegados.
- ENEATIPO 3: Se desarrollan en función de gustar al resto de personas. La vanidad se traduce en la importancia de la imagen que proyectan a los demás y la importancia de su autoimagen de gustarse a sí mismos, lo que los aleja de sí mismos. Están muy identificados con su trabajo, y suelen conseguir lo que se proponen. En su estado más sano, son sinceros y muy productivos.
- ENEATIPO 4: Su compulsión más profunda es la envidia. Están pendientes de los demás y creen que nunca tendrán aquello de lo que carecen. Conectados a lo que le falta, su idea de carencia eclipsa su valía. En su estado más sano, son empáticos y muy creativos.
- ENEATIPO 5: El observador. Necesitar poco es uno de sus lemas, amantes del conocimiento, intuitivos y sabios. Los observadores de la vida por antonomasia. Se caracterizan por la avaricia, porque no saldrán de su escondite hasta estar bien seguros de que tendrán suficiente energía, dan poco por miedo a ser pedidos después. Buscan la autosuficiencia. En su estado más sano, son desapegados y generosos.
- ENEATIPO 6: Su fijación es el miedo. Suelen imaginar siempre los peores escenarios. Buscan la autoridad y el poder, al mismo tiempo que huyen de ello. Fingidores de autoconfianza, ocultan un profundo miedo por lo que les pueda pasar. En su estado más sano, son valientes, leales y muy buenos compañeros.
- ENEATIPO 7: Huyen del presente, planificando múltiples futuros, y lo hacen constantemente. La gula de experiencias en la vida, insaciables. Como no se quieren perder nada, profundizan poco. Máscara de alegría, evitan el dolor en todas sus formas, fóbicos al dolor o lo desagradable. En su estado más sano pueden estar muy presentes y se comprometen, son muy animadores, capaces de disfrutar del presente como nadie.
- ENEATIPO 8: Imparten justicia (a su modo). Dividen el mundo entre fuertes y débiles. Su fijación es la lujuria o el exceso; tienen mucha autoconfianza, van por la vida necesitando ser fuertes y prevalecer sobre las circunstancias. Fuerte personalidad, y defensores de “los suyos” (El líder, el padrino). En su estado más sano, son protectores, ayudando al otro de forma magnánima y aportándole fuerza. Accionan con o sin miedo.
- ENEATIPO 9: El pacificador. Les frena la pereza. Sobre adaptativos a los demás, su adaptación para evitar el conflicto los aleja de sus deseos, gustos y necesidades. Se funden con el entorno y les cuesta mucho expresar sus necesidades. Entienden todas las opciones y es muy difícil discutir con ellos, pues evitan como pueden el conflicto. En su estado más sano, son muy buenos mediadores y se auto adaptan, calmando los extremismos.
Asimismo, los eneatipos se organizan en tríadas, lo que organiza las personalidades según si son movidas por lo mental, lo emocional o son más de acción impulsiva:
- los emocionales: eneatipos 2,3 y 4
- los mentales: eneatipos 5,6 y 7
- y los instintivos: eneatipos 8,9 y 1
Formas de abordar el mundo
Existen diversas maneras de abordar el eneagrama, una de las más simples es considerar los nueve eneatipos o personalidades tipo como combinación de dos factores: el cómo aborda su relación con otras personas cada eneatipo y cuál es su sensación mental interna. Como cada factor admite tres valores posibles, resultan nueve combinaciones (9 = 3·3).
En cuanto a cómo aborda el mundo, las personalidades se clasifican en antipáticas (o «contra el mundo» o «contracorriente»), apáticas (o «alejadas del mundo», o en posición de «observador externo») y empáticas (o «con el mundo»). En cuanto a su sensación pueden sentirse superiores al mundo (o en posesión de algo que los demás no tienen), iguales, o inferiores (o con carencia de algo que perciben que a otros sí les fue dado). En función de estos dos factores, con tres posibles valores, existen nueve combinaciones posibles:
Integración y desintegración
La propuesta del eneagrama no sólo contempla nueve arquetipos de personalidad, sino que también postula que en una situación insana, estresante o desfavorable, la persona puede presentar una desintegración, «desplazamiento» o «retroceso» de su actitud y temperamento básico hacia otro eneatipo bien definido. No obstante, el trabajo personal, la disciplina y el crecimiento personal llevan a cada arquetipo a superar algunas de sus limitaciones o uso abusivo de los rasgos típicos de su eneatipo produciendo una integración o «avance» de su actitud hacia otro tipo bien definido.
El trabajo con el Eneagrama nos permite ir descubriendo cuáles son los trajes que llevamos puestos, cómo son, para qué nos sirven y en qué sentido nos limitan. El objetivo final es siempre ir ampliando nuestros propios límites, sin descartar lo que sirve, abrirnos a nuevas posibilidades de actuación y maneras de vivir.
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