Lo más difícil es perdonarse a uno mismo porque la conciencia de hoy se horroriza de lo realizado antes.
José Luis Cabouli es el principal referente de la Terapia de Vidas Pasadas (TVP) del mundo hispanohablante. Es un argentino radicado en España que fue cirujano y desde hace más de 30 años se dedica a este camino terapéutico, además de ser un gran divulgador y formador de nuevos profesionales.
Para conocer más de su historia personal y su mirada sobre el propósito del alma, los invitamos a ver otras dos entrevistas a José Luis Cabouli que se encuentran en nuestra plataforma:
· José Luis Cabouli. Terapia de vidas pasadas
· José Luis Cabouli. El propósito del alma según la Terapia de Vidas Pasadas
Cómo es el abordaje de la Terapia de Vidas Pasadas
Cabouli ha simplificado la explicación de este método terapéutico para subsanar las ideas extrañas que muchas personas tienen sobre el mismo, “como si fuese algo misterioso, de ultratumba y no tiene nada que ver con eso”, sostiene. Y agrega:
“El secreto es que todo está en nuestro inconsciente, no importa lo que sea, todos tenemos en nuestro inconsciente recuerdos o registros de experiencias que no pertenecen al campo de esta vida. Entonces la terapia se trata, sencillamente, de hacer consciente lo inconsciente. Desde el punto de vista terapéutico, no importa lo que sea, no importa si es una vida pasada, si existió realmente o no.
Lo que yo quisiera transmitirles a las personas que no saben de este tema es que cuando trabajamos a nivel terapéutico, no hablamos de la reencarnación. No me pongo a explicarle al paciente lo que son las vidas pasadas, nos concentramos en el síntoma que necesita sanar, en el conflicto, las emociones, y partimos de allí. Y eso te lleva a una experiencia que está en el inconsciente que empieza a manifestarse y que no pertenece al campo de esta vida”, explica.
Esto también hecha por tierra la idea de averiguar quiénes fuimos en una vida pasada para destacar alguna historia más o menos glamorosa, lo cual no tiene demasiado valor para trabajar lo que se ha venido a resolver en la sesión.
Cabouli dice: “Además, hay una cosa muy importante: cuando alguien me dice quiero saber quién fui, la pregunta está mal formulada, porque la pregunta es ¿Quién soy? Lo que cambia es el cuerpo, pero el alma siempre es la misma. Yo soy yo, yo fui yo y voy a ser yo.
Esto es como cuando cambiás el auto, cambiás de vehículo pero vos seguís siendo el chofer o el dueño y en cada auto tenés una experiencia y recuerdos diferentes. Con las vidas pasadas es lo mismo, en cada cuerpo hemos tenido experiencias de las que nos han quedado cosas sin resolver y eso es lo que traemos de manera inconsciente en este cuerpo, pero yo sigo siendo yo.
Lo que pasa es que cuando cambias de cuerpo, para poder enraizarte en la nueva experiencia, necesariamente tenés que olvidarte del pasado. Lo que llamamos inconsciente contiene la historia del alma y cuando se trabaja con un síntoma o una emoción determinados, esa emoción te lleva directamente a la experiencia que está atrapada u oculta a nivel subconsciente o inconsciente.
La terapia consiste en traer esa experiencia que ya está en el inconsciente, traerla aquí, a este cuerpo y a este momento, al aquí y ahora, trabajarla y darle la oportunidad al alma de terminar con esa experiencia”, dice José Luis Cabouli.
Lo que finalmente sana el síntoma o el problema es traer al consciente lo que quedó oculto y concluir lo que había quedado pendiente.
¿Tenemos Karma de nuestras vidas pasadas?
El concepto de Karma si hizo popular gracias a un mayor conocimiento de la filosofía oriental y al budismo, pero también se vulgarizó un poco ya que, frecuentemente, se lo asocia con algo negativo y, sobre todo, con una condena, con algo predeterminado de lo que es imposible escapar ¿Cuál es la mirada de este concepto en la Terapia de Vidas Pasadas?
José Luis Cabouli aclara que en la práctica de la TVP no se utiliza dicho concepto, a la vez que reconoce que hay una mirada fatalista sobre el karma y para corregirla recomienda ir a la raíz de la palabra: “La palabra karma -o karman en el original- es un término sánscrito que está formado por dos raíces: kar y man. La raíz kar es el verbo hacer y significa acción; y man significa mente, pensador. Entonces karman significa la acción del pensador, esto explica que también podemos generar karma con nuestros pensamientos, no solamente con nuestras acciones”.
Cabouli propone remitirnos también al principio básico de la física de acción – reacción que revela que a la acción con una fuerza determinada le corresponde una reacción de la misma intensidad, “y esa reacción que se provoca, tarde o temprano, vuelve sobre uno mismo”, agrega.
Ahora bien, si no solo las acciones producen karma sino también los pensamientos, podemos concluir que los mandatos, lo que decimos o pensamos y luego se proyectan hacia el futuro, terminan volviendo sobre nosotros mismos.
Cómo se sana lo que traemos de vidas pasadas
Para salir del presunto determinismo del karma la pregunta es inevitable: ¿cómo hacer?
Cabouli explica que hay dos formas, pasar por la misma situación pero a la inversa (por ejemplo, si mataste, luego serás asesinado) o repararla de alguna manera (y da su propio ejemplo: se hizo cirujano porque en alguna vida había matado con cuchillos).
En esa línea, trae el término equivalente a Karma en la cábala hebrea: Tikún, que describe el trabajo de corrección que un alma tiene que hacer sobre sus acciones pasadas y que permite modificar la mirada sobre el karma, que ya no te obliga a vivir una desgracia –como dice el saber popular- sino que te lleva a reparar los efectos de tus acciones haciendo el bien, haciendo servicio, cuidando, sanando, reparando, no importa lo que sea.
¿Soy víctima de mi karma?
Asociado al término karma hay mucho de soy víctima de mi karma, soy así. El victimismo es un lugar muy cómodo, pero ¿cómo salimos de ese lugar? No me esperaba una respuesta tan enfática de José Luis Cabouli:
“Una de las cosas más difíciles en la terapia es salir del rol de víctima. Es muy fácil salir de una fobia, de un miedo, de un bloqueo, pero dejar el rol de víctima es muy difícil porque para la víctima todo siempre es lo que me hacen o lo que me pasa y por eso le resulta muy difícil tomar las riendas de su vida y hacerse cargo de sus decisiones.
El sentirse víctima generalmente está relacionada con experiencias de vida pasadas donde la persona se encontró en la indefensión y la impotencia: no puedo hacer nada para salvarme de esto, no puedo evitarlo, y queda atrapada en esa experiencia. Luego, sigue a otra vida y otra vez se encuentra como víctima porque ya viene arrastrando la indefensión de una acción anterior y, así, puede tener muchas vidas de víctima hasta que, en algún momento, el alma puede salir de eso”.
La víctima antes fue el victimario
No resulta sencillo comprender estos senderos de la vida de un alma. ¿Cómo es que la víctima se origina en el victimario?
“El victimario puede, por ejemplo, matar durante muchas vidas, pero llega a un punto en que el alma empieza a sentir en sí misma el dolor causado a otros. En ese momento se horroriza. Y, cuando se da cuenta, cuando siente en sí misma el dolor causado es cuando dice: No hay perdón de Dios para lo que hice o merezco ser castigado. Y ahí se convierte en víctima, porque dice: Merezco ser castigado y sufrir por toda la eternidad, y ahí genera un karma. ¿Por qué? porque volvemos a lo que dijimos de la acción del pensador: el pensador dice merezco sufrir y ahí está generando él mismo un karma”.
Entonces, la realidad es que uno termina siendo víctima de uno mismo, víctima de nuestras propias acciones, pensamientos o mandatos.
“Ese es un momento muy difícil –reconoce Cabouli- porque, como para el alma el tiempo no existe y a lo mejor pasaron cinco mil años desde que dijiste merezco sufrir o ser castigado«, pero para el alma lo acabas de decir recién, y eso te lleva a vivir situaciones de sufrimiento a las que vos mismo te llevaste».
Cómo salir del victimismo
Hay que desarmar ese ovillo que generó esa polaridad entre víctima y victimario que la persona vive en la intimidad de su propia alma ¿Cuál es el camino?
“Para salir de eso primero hay que entender de dónde viene la acción original, asumirla y perdonarse a sí mismo, dice Cabouli. Lo más difícil de todo es perdonarse a uno mismo porque la conciencia de hoy se horroriza de lo realizado antes.
Buda, cuando hablaba del karma y de las vidas pasadas, decía: Si quieres conocer tu pasado, mira tu presente; si quieres conocer tu futuro mira tus acciones presentes. Mis acciones de hoy son las que me van a llevar a determinadas experiencias en el futuro, pero nada es eterno, el karma se puedes reparar”.
El peor camino que se puede tomar es el de la culpa. “La culpa es un gigante que atormenta el alma”, dice Cabouli y agrega: “además, la culpa no se satisface nunca, no importa lo que hagas. Al contrario, la culpa te lleva a buscar el castigo. Por lo tanto lo que se necesitas trabajar y sanar es el origen de la culpa ¿Dónde comenzó?”.
Pero aquí no hay lugar para el “pecado original”, idea primigenia del imaginario judeocristiano. Cabouli es tajante en esto: “Los padecimientos de las personas tienen que ver con sus propias acciones, con su propio karma, no con un Dios que te carga una mochila. Dios es amor, estoy convencido de eso, Dios, el creador, o la fuente. La fuente es amor, es amor incondicional”.
¿Hay que denunciar las injusticias?
Hay un aspecto de la víctima – victimario que nos deja una pregunta: si la víctima se origina en el propio victimario y es en esa alma donde el asunto debe ser resuelto ¿no hay que denunciar las injusticias, o en realidad, hacerlo podría ser parte de la reparación?
Dice Cabouli: “Creo que la denuncia la tenés que hacer; es más, tenés la responsabilidad de denunciarlo porque si no lo denuncias te convertís en cómplices. De alguna manera es una responsabilidad moral que, si ves que hay un acto de injusticia, de corrupción, o lo que sea, tenés que denunciarlo o hacerlo público. Es parte, de alguna manera, de la reparación”.
¿Existe el karma familiar?
Una pregunta necesaria en relación al Karma es si existe el karma familiar porque vemos familias enteras cuyos integrantes tienen en común marcas, enfermedades, vicios, conductas inapropiadas, etc. Dice José Luis Cabouli:
“En la familia se reúnen una serie de almas que tienen cuestiones pendientes entre ellos o, aunque una persona no tenga nada que ver con esa familia, necesita encarnar en ella porque le va a proveer un escenario determinado, una serie de conflictos y cosas que el alma tiene que trabajar y resolver.
La familia es el núcleo básico donde se desarrolla la historia del alma, eso luego se extiende a la sociedad, pero es en la familia donde surgen los primeros conflictos y las fricciones -también hay amor-. Pero dependiendo de qué necesita experimentar el alma, será el núcleo familiar donde va a encarnar.
Como decía Laura Esquivel: Es la ley del amor. El universo te obliga a trabajar las relaciones por medio del amor. Son como dos rocas, dos piedras ásperas que se unen y las tenés que estar frotando durante muchos años e ir limando todas las asperezas hasta que la cosa quede suavecita”, puntualiza.
Claro que podríamos haber nacido en una familia peor aún, tener unos padres más difíciles aún, comenta Cabouli entre risas. “Lo que tenés que pensar es que ese papá o esa mamá eran el mejor papá o la mejor mamá que podías tener en esta vida”, dice.
El crédito cósmico, lo pendiente a ser pagado
Nunca había escuchado la expresión “crédito cósmico” pero es una idea increíblemente útil para comprender por qué no estamos disponibles, a veces, para cosas que soñamos tener o vivir pero no logramos. José Luis Cabouli lo explica así:
“El crédito cósmico es como cuando tomas un crédito con el banco y tenés que pagarlo luego. Esa deuda que tomaste con el banco no te permite acceder a otras cosas. Mientras estás pagando el crédito, no podés obtener esto otro que también querrías. El crédito cósmico es así, de acuerdo al crédito que tenga vas a poder elegir este papá y esta mamá, o esta experiencia”.
En esa misma línea se puede interpretar otro tema sensible como lo son las enfermedades hereditarias, por ejemplo. “Hay enfermedades que se transmiten por vía genética, y la pregunta es ¿la persona tiene esta enfermedad porque nació de estos padres o nace de estos padres para tener esta enfermedad? porque eso te cambia la visión de las cosas. Solo sabemos que el alma tiene que hacer su experiencia”, explica Cabouli.
¿Existe la buena o mala suerte?
Creo que a todos nos da la impresión de que hay gente a la que le va mejor en la vida, en el trabajo, en el amor o en lo económico ¿Eso es buena suerte o es fruto de estar más evolucionados espiritualmente?
“Lo que pasa es que vos no ves el trabajo previo y por dónde pasaron en vidas pasadas antes de llegar acá, dice Cabouli. “Probablemente hicieron su trabajo de reparación antes y ahora reciben la cosecha; como dicen los Evangelios: Lo que siembras cosecharás”.
Pero hace una advertencia: “También hay almas que reciben todo y hay que ver qué hacen con eso, porque a lo mejor tienen poder ahora pero hay que ver cómo lo usan, cómo usan esa riqueza, lo que hicieron con los dones que se les ha dado porque, si no, en la próxima vida se les va a venir la cosa en contra. Como la parábola de los dos talentos, a ver qué hacés con los talentos”.
Cabouli dice que no cree en la mala suerte ni en la buena suerte: “En definitiva, es lo que nosotros mismos generamos. Yo me creo mi buena suerte o mi mala suerte con mis acciones.
¿El pensamiento positivo puede anular el karma?
Son muy populares las propuestas de visualización creativa, la promoción del pensamiento positivo, entre otras, que sostienen que pararse en un pensamiento positivo borra u olvida los dolores, las heridas o las carencias que gritan en el alma y, por eso, hacen posible la concreción de los sueños o de una vida exitosa.
Pero José Luis Cabouli lanza una advertencia, sostiene que si la persona solamente se visualiza en el futuro y en cómo quiere verse ahí, no está haciendo el trabajo que tiene que hacer ahora.
“Si yo no hago el trabajo que tengo que hacer ahora, por más que visualice, no voy a llegar a ese futuro. Está muy bien ponerlo como un objetivo, como un ideal, pero tengo que hacer el trabajo ahora para poder llegar ahí”, dice y vuelve sobre uno de los objetivos fundamentales de la Terapia de Vidas Pasadas: llevar a la persona a hacerse cargo de sus propios actos.
“Sí, hay que sanar las emociones, los conflictos, pero eso te lleva a ser responsable de tu vida y de las consecuencias de tus decisiones. No hay buenas o malas decisiones, lo que hay es que me tengo que hacer cargo del resultado de la decisión que tomo.
La tomé yo y puede ser que no salió bien, pero yo lo decidí. Y el crecimiento viene de allí, la madurez viene de allí. Cuando sos responsable no tenés a quién echarle la culpa.
Eso, ser responsables de vos mismo, de tus acciones y del resultado de tus decisiones es lo que te da libertad, es lo que te libera. Porque sos el dueño de mi destino y podés cambiar tu destino en cada momento.
VIDEO de la entrevista
PODCAST de la entrevista
Vidas pasadas y Karma. Podemos cambiar nuestro destino. José Luis Cabouli
Monica Baum, abril 2021