La primera misión que tenemos en esta vida es sanarnos a nosotros mismos y, si nos sanamos, entonces sí podemos hacer algo por la humanidad.
Volvimos a charlar con el Dr. José Luis Cabouli, cirujano argentino que dejó la medicina hace 30 años para dedicarse a la Terapia de Vidas Pasadas (TVP), para adentrarnos, esta vez, en un tema misterioso y personalísimo: el propósito del alma. ¿Para qué nuestra alma elige este cuerpo y estas circunstancias? ¿Por qué debemos transitar el sufrimiento? ¿Por qué algunos parecen tener una vida más fácil que otros? ¿Misión y propósito es lo mismo?
Qué es la Terapia de Vidas Pasadas
Hay muchas fantasías y falsas creencias alrededor de este tema –aclara Cabouli-. Si bien trabajamos con vidas pasadas, la terapia no se basa en la reencarnación y tampoco en creencias religiosas, aunque las doctrinas espirituales ayudan a entender lo que pasa en la terapia. Pero lo fundamental es esto: todo está en nuestro inconsciente. Cuando una persona viene a una sesión a consultar por un síntoma, lo que trae viene de un trauma no resuelto a nivel del inconsciente.
Entonces, el trabajo en la terapia consiste en traer eso que está el inconsciente a la consciencia, y, cuando trabajás con el trauma no resuelto, de pronto aparecen experiencias que no pertenecen al marco de esta vida, o que están en la vida fetal o en el nacimiento. Las vidas pasadas aparecen como consecuencia del trabajo terapéutico, siempre refiere a un trauma que está en el inconsciente y que no se pudo resolver en el momento original.
Lo que hacemos con la terapia –continúa Cabouli- es traer ese trauma, esa experiencia, a la consciencia física y revivirlo. Lo extraordinario es que la persona revive la experiencia original como si lo estuviera viviendo ahora y eso es lo que permite hacer todo lo que sea necesario para terminar con todas las emociones, pensamientos y las sensaciones del momento en que ocurrió el hecho traumático. Como en estas experiencias las personas a veces se reconocen en otro tiempo y en otro cuerpo, y experimentan la muerte del cuerpo, la hemos denominado «Terapia de Vidas Pasadas».
Cómo es el trabajo con esta disciplina terapéutica
Esta técnica te permite trabajar los hechos de manera puntual. ¿Tenés un miedo, una fobia? ese miedo se origina en un hecho traumático: resolviste el hecho traumático, desaparece la fobia. Por supuesto que hay cosas que se resuelven más fácilmente y otras que llevan más tiempo, pero básicamente, el promedio que trabaja una persona es entre una y cinco sesiones al año, dice Cabouli.
Y retoma con énfasis: Se trata de sentir en el cuerpo lo no sentido. Lo que te está perturbando es lo no sentido pero que está a nivel inconsciente. Hay que traer esa experiencia del inconsciente a la conciencia.
Cuál es la diferencia entre misión y el propósito del alma
¿De qué estamos hablando cuando hablamos del propósito del alma? Para responder esta pregunta, José Luis Cabouli toma como ejemplo las vidas de Mandela y la Madre Teresa, quienes habrán venido con una misión muy concreta y la desarrollaron con heroísmo. “Cuando hablamos de eso todos pensamos en grandes cosas, ahora ¿quién está dispuesto a llevar la vida que llevó Mandela o la Madre Teresa? ¡esa es una misión!
La primera misión que tenemos en esta vida es sanarnos a nosotros mismos y, si nos sanamos, entonces sí podemos hacer algo por la humanidad, podremos ayudar a otros.
El propósito que tenemos es mucho más reducido y no por eso, menos difícil. Por ejemplo, para liberarnos de la culpa a lo mejor necesitamos toda una vida, o para terminar con la ira, el odio.”
Estamos hablando de condiciones del ser más que del hacer, lo cual es una gran diferencia en relación a lo que vulgarmente se ve como una misión: el hacer cosas es muy diferente al hecho de ser y actuar de cierta manera.
Cabouli va al hueso de la cuestión: “Es que, siguiendo con el ejemplo de la culpa, la culpa te condiciona toda la vida y cualquier cosa que hagas va a estar manejado por ella, y no vas a estar satisfecho porque la culpa nunca se satisface. Te va a poner en situaciones de sufrimiento, de hacer cosas que no te corresponden, de responsabilizarte de hechos de los que no sos responsable. Vas a tener una vida desgraciada.”
Entonces, todo indica que nuestro propósito debería estar orientado a resolver esas cuestiones del ser más que lograr ciertos estados relacionas con el hacer.
“El propósito de nuestra vida actual está ligado indisolublemente a lo que hemos vivido en experiencias anteriores, las que dejaron marcas en nosotros, dejaron huellas y ahora tenemos que sanar eso. También nos dejó conocimiento, eso también lo traemos, aclara Cabouli, y sigue:
Cuando ves a una persona que, a lo mejor, la matemática le resulta natural es porque ya lo hizo antes. Entonces, cuando tenemos una facilidad innata para hacer determinadas cosas es porque ya lo hicimos o nos hemos preparado antes. Nos olvidamos de dónde venimos, pero eso está en nosotros, en el alma, y no se pierde.
Pero a veces, además de conocimientos, traigo miedos, traigo odio, rabia, culpa, y eso no me permite manifestar todo mi potencial.
Pese a la reconocida sentencia de que hay dos preguntas que la ciencia no puedo responder: de dónde venimos y hacia dónde vamos, Cabouli asevera: “lo que sabemos es que estamos aquí tratando de aprender, de evolucionar, de sanar cosas del pasado y de proyectarnos hacia otro nivel de consciencia”.
Ese es un mandato inexorable del alma, sostiene: “Todos cumplimos con nuestro propósito. Hay una determinación en el alma que te lleva a hacer determinadas cosas. El libre albedrío es parte de eso.
Hay una confusión con el libre albedrío. El libre albedrío es aceptar y asumir las consecuencias de las decisiones que tomás. No es hacer lo que se me canta, hacelo pero sé responsable de las consecuencias de tus actos, de las decisiones que tomás. Y así es como crecemos.”
Dónde se planifica y quién decide al propósito de nuestra alma
Sobre esto, Cabouli no teoriza, en cada oportunidad que se le presenta aclara que lo que transmite es la experiencia recogida de las personas que atravesaron por este proceso y su propia vivencia personal. “Parece ser que las cosas funcionan de esta manera: antes de venir a esta vida, al vientre materno, ya venimos con un programa o con lo que es un anteproyecto.
Esto no significa que vayamos a cumplir todo porque esto es como cuando planificás un viaje, de pronto llegas al aeropuerto y tu avión no sale. Todo proyecto está abierto a variables ocultas, como se las llama en física cuántica. Son los imponderables.
Pero, básicamente, antes de entrar al vientre materno, el alma ya viene con un plan que se podrá desarrollar en forma completa o a medias. Si lo desarrollaste a medias, te llevaste la «previa» para la otra vida.
Hay un momento, cuando estamos en el espacio entre vidas antes de encarnar, en el cual se diagrama este proyecto. Lo puede hacer el alma sola, pero, por lo general, hay otros seres más evolucionados que le aconsejan, que le sugieren algunas cosas. Por la experiencia que yo he visto hasta aquí con mis pacientes, podemos decir que hay algunas almas que pueden diseñar su proyecto por sí mismas, hay otras que lo hacen con ayuda o aceptan sugerencias, y otras que no tienen alternativa: «tomá, esto es lo que tenés que hacer», dice con humor porteño.
Quiénes nos asisten en el diseño del plan para nuestra alma
De lo que hablan generalmente las personas que experimentaron el volver a la instancia en que planificaron el propósito de su vida, es de varios seres, habitualmente tres o cuatro, que son siluetas, o son focos de luz, explica Cabouli. “Estos seres te aconsejan, mirá vos hiciste esto, tenés que fortalecer aquello, te conviene trabajar con esto, o, venís haciendo este trabajo y ahora es el momento de completar este desarrollo, y para hacer este trabajo te convienen estos padres.
El primer objetivo de este anteproyecto es definir el propósito básico, el eje central, lo más importante para lo cual venís a esta vida. Pero, además de este propósito básico, hay otras cosas, hay aspectos secundarios: «mirá, te quedaron cosas pendientes con estas almas», «tenés que arreglar este asunto porque si no lo arreglás, no vas a poder cumplir todo». También pueden aparecer cualidades del alma a trabajar: «mirá, tenés que trabajar la soberbia, tenés que terminar con el egoísmo, tenés que perdonar esto, tenés que hacer aquello», ese tipo de cosas, explica con lenguaje sencillo el Dr. Cabouli.
La crucial elección de quiénes serán nuestros padres
En este punto del diseño del plan para el alma entran en acción los padres. “Las almas que serán tus padres son las que van a determinar el escenario donde se va a desarrollar gran parte de tu vida y, a veces podemos elegir a los seres que van a ser nuestros padres y a veces no. Puede suceder que te gustan unos seres, pero resulta que, antes de llegar a ellos, tenés que resolver alguna historia con otros”, explica Cabouli.
¿Cómo se juega para esos seres que van a tomar el papel de mis padres su propio propósito? “Yo lo sintetizo en una frase, dice Cabouli: el Universo no da puntada sin hilo, no se desperdicia nada.
Acá tenés unas almas que tienen que aprender esto, acá tenés otras almas que tienen que resolver esto, así que las ponemos juntas y cada una tiene que hacer lo suyo, y tener un hijo será parte de su experiencia. Los padres aprenden del alma que es el hijo, el hijo aprende de los padres. Pero, además, los padres le dan al hijo un marco en donde se va a desarrollar, que es la familia, la sociedad y el país.”
No es tan sencillo reconocer el propósito del alma
Cabouli aclara que no suele ser fácil ir directamente al propósito, “porque tenés que resolver cosas antes –explica-. A medida que vas resolviendo las emociones que te afectan, la conciencia se abre y eso te permite acceder a otro nivel. Es un proceso más intuitivo que intelectual, es necesario dejar de lado la mente racional. La razón y el intelecto te censuran, estás juzgando todo el tiempo.
Tampoco se pueden estandarizar los propósitos. “No hay dos propósitos iguales, pero sí hay un propósito para todo, dice Cabouli. Hay tendencias, por ejemplo, un chico con una enfermedad congénita es un maestro, no es que viene a padecer un karma, el karma es para los padres, para la sociedad. Esos chicos vienen a enseñar algo, son seres que han aceptado este trabajo ¡esa es una misión!
La primera experiencia que trae este chico es para los padres: tenés un chico con determinadas características y eso te obliga a hacer determinadas cosas. El alma que acepta esta misión viene para ayudar a los padres a cumplir con su propio propósito, que es hacerse cargo de cuidar a esta alma.
Por otra parte, está lo que estos chicos obligan a hacer a la sociedad, tenés que habilitar colegios especiales, a hacer la bajadita en la vereda para que pueda pasar con la silla de rueda, etc. Estos chicos te obligan a hacer un montón de cosas en las cuales antes no se pensaba”, reflexiona.
En este extenso encuentro con el Dr. José Luis Cabouli también hablamos sobre el suicidio desde la perspectiva de la Terapia de Vidas Pasadas: ¿el suicida renunció al propósito de su alma? También preguntamos si, conociendo el propósito de nuestra alma, sería posible predecir el futuro, entre tantos otros temas.
Lo que queda claro es que vamos a estar trabajando con nuestro propósito hasta el último instante de esta vida. “Trabajar con las vidas pasadas y conocer el propósito de esta vida hace que valoremos esta vida mucho más porque reconocemos que es una oportunidad única para terminar con el pasado doloroso y, tal vez, tener la oportunidad de no volver”, dice. Pero esto siempre será una tarea basada en el amor.
“El universo se maneja por la ley del amor, todas las oposiciones, los conflictos que tenemos en el alma se resuelven por la ley del amor. Tenemos que llegar a eso. Y, hasta que no llegues a eso no estás en paz, el alma no está en paz”, dice Cabouli en, tal vez, el pasaje más bello de esta entrevista.
VIDEO de la entrevista
AUDIO de la entrevista
La primera misión en esta vida es sanarnos a nosotros mismos
Monica Baum, diciembre 2018