“Podemos saber si estamos siguiendo el plan del alma cuando estamos en paz. La señal, más que ‘la felicidad’ -que es utópica- es la paz. Esto es congruencia espiritual.”
Juan Martínez comenzó a estudiar Astrología a la par de Administración de Empresas en la universidad y ejerció ambos «oficios» de manera paralela durante toda su vida. Tras leer los libros de Brian Weiss se propuso busca a su par argentino y se cruzó con José Luis Cabouli, con quien se formó en Terapia de Vidas Pasadas.
Cuando se jubiló como administrador de empresas se volcó de lleno a las terapias de sanación que él llama “Sanación en la Luz” (tal como el libro que publicó recientemente), donde confluyen la Astrología, la Terapia de Vidas Pasadas, la Gemoterapia, la Radiestesia, entre otras.
La pregunta fundamental ¿quiénes somos y para qué venimos? ¿Cuál es nuestro destino?
Juan Martínez reconoce que este es el motivo por el que la gente vive en eterna búsqueda.
“Todos somos seres de luz encarnados en un cuerpo físico a través del cual vamos desarrollando diferentes aptitudes y conocimientos y las situaciones que se nos presentan son aquellas que nos permiten ir limando las asperezas de nuestra personalidad.”
En ese camino ¿qué papel juegan las personas con las que nos relacionamos?
“Los otros, fundamentalmente, son nuestros maestros y sobre todo aquellos que nos hacen la contra. Nuestros primeros maestros son nuestros padres que pueden haber sido muy positivos o que nos abandonaron al nacer. Y el hecho de abandonarnos al nacer implica que tenemos por hacer un largo aprendizaje a través del desapego, de poder reconectarnos con el amor. Esto puede haber sido decidido por nuestra alma antes de nacer”.
¿Cómo puedo haber decidido vivir una vida trágica o difícil?
“El problema es que estás viendo una sola vida y dentro de esa vida estás viendo un solo acontecimiento. Hay que verlo desde el punto de vista del alma, no de la persona, el aprendizaje para el alma es aprender el desapego”, en el caso del ejemplo de arriba.
¿Qué es el plan del alma?
“Antes de nuestro nacimiento estamos en el espacio entre vidas, cómodos y descansando, viendo lo vivido en la encarnación anterior y preparando mi ‘plan de estudios’ para la próxima encarnación. (Siguiendo el ejemplo de arriba) sé que tengo que aprender el desapego, la generosidad, a relacionarme con los otros y, simultáneamente, sé que tengo que recomponer relaciones con otras almas con las que, en encarnaciones anteriores, tuve diferencias. Entonces, me las vuelvo a encontrar para seguir aprendiendo y para cerrar el ciclo que haya quedado pendiente.
En el Universo no hay ningún cabo suelto.
No existe el castigo divino porque Dios es puro amor. La idea de infierno lo único que hace es crear culpa y miedo. Pero Dios sí va a permitir que las situaciones se vuelvan a equilibrar y, al volver a equilibrarse generan dolor, porque es por el dolor, muchas veces, que la persona aprende.
Uno puede aprender por evolución o por revolución. Por revolución es aprender por medio del dolor, pasar por situaciones difíciles. Por evolución es cuando la persona actúa con amor incondicional, con compasión, con humildad, en ese caso evoluciona y aprende. Ya no necesita de las situaciones conflictivas para aprender porque está vibrando de otra manera, ahí aparecen el perdón y los valores espirituales.
Dice el refrán: La mejor pelea es aquella que no se pelea. El secreto está en cómo la persona decide actuar ante las circunstancias.”
Lo de “plan de vida” suena bastante ambicioso para el ego
“Ahí aparecen el determinismo y el libre albedrío. Nuestra alma planifica, pero uno puede elegir entre diferentes alternativas. La personalidad elige, pero uno interiormente sabe si se equivoca o no. Tal es así que el alma le hace conocer a la personalidad a través de sueños, o de símbolos o de encuentros ‘casuales’ con personas o una palabra que uno escucha, que el camino que está recorriendo no es el correcto. Esa es la forma de comunicación de nuestra alma con nosotros.
Podemos saber si estamos recorriendo o no nuestro plan del alma sin recurrir a una terapia de regresión o a alguna lectura de registros akáshicos simplemente sabiendo si la persona está en paz. La señal, más que la «felicidad» -que es utópica- es la paz.
Lo único que uno tiene que buscar es tener paz con uno mismo. No puedo buscar a otro para que me de paz porque entonces le estoy dando el poder al otro. Cuando estoy en paz conmigo mismo le doy paz a los que me rodean y ahí puedo ser yo un sanador.
Esto es congruencia espiritual. No puede haber un sanador o un terapeuta que no tenga paz.”
Siempre tuve la sensación de que la gente recurre a terapias alternativas por cuestiones muy concretas, dolencias o sufrimientos coyunturales, como cuando vamos al médico. Sin embargo, Juan Martínez me lo desmintió y con una noticia alentadora.
“Hay de todo. Muchísima gente viene porque quiere que le ayude a encontrar el camino, muchos jóvenes, cada vez vienen chicos, jóvenes entre 20 y 30 años que se dan cuenta de que la vida que tienen no los está llevando a ningún lado y buscan ayuda para reconectarse con su esencia.
Somos parte de Dios y debemos reconocer nuestra chispa divina, lo que hay que hacer es encontrarla porque si no la encontramos seguimos siendo humanos y no Seres Humanos. El ser humano es aquel que reconoce que tiene un cuerpo espiritual y un alma. En cambio, el humano es aquel que continua con su vida normal y está en la cadena de encarnaciones, hasta que toma conciencia de sus valores y ahí cambia de categoría y comienza su camino de evolución.
Pero ese es el esfuerzo de cada uno, porque la gente puede venir, les puedo explicar, pero yo no puedo hacer el trabajo del otro. No hay nadie que le pueda dar al otro la paz, hacerle encontrarse con su esencia.
Y cuando uno encuentra esa esencia, es tan fuerte esa luz que disuelve las energías más densas.
Los semáforos en la vida son las enfermedades, los accidentes, los divorcios, el que te echen del trabajo. Indican que hay algo en nuestra vida que está funcionando mal. Lo más común son las enfermedades y van a estar de acuerdo con el tipo de crisis que uno está pasando, si es tristeza, los pulmones; si es enojo, el hígado; si es bronca, los riñones, por ejemplo.”
¿Siempre se puede ayudar con estas técnicas? ¿Qué recursos utiliza Juan Martínez?
“Siempre se puede ayudar al otro. Si la persona me llama, por algo es. Parto de la Carta Natal, que me da una primera visión de la persona y luego tengo una charla de unos 15 minutos que me permite ir sincronizando la carta natal con la personalidad y ver para qué lado está enfocada su vida y eso me permite hacer un trabajo de sanación a través de una conciencia expandida, de una relajación más profunda. Lo voy llevando a que sea la misma persona la que vaya viendo sus campos sutiles, dónde está bloqueado.
En ningún momento pierde el control de su personalidad, no es hipnotismo, la persona está consciente en el aquí y ahora y va abriendo su corazón.”
La cámara del corazón
Acá llegamos a un tema excitante, tan ninguneado por el racionalismo y las teorías de mente-cuerpo que venían descartando el poder de los sentimientos, de las emociones y de la intuición.
“La cámara del corazón ‘esconde’, en otro nivel de vibración, la energía del alma –dice Juan Martínez. Allí está la conexión con el amor infinito, con nuestros guías y maestros.
En el plano físico nos conectamos a través de los cinco sentidos, pero ¿cómo nos conectamos con los planos sutiles? a través de los sentidos espirituales: la imaginación, la intención y el corazón. Al abrir el corazón se abre la imaginación. Por eso los artistas ‘crean’ y cuando crean están usando la imaginación que es una conexión con lo eterno. Al abrir el corazón se abre el canal para recibir asistencia y su campo energético vibratorio se expande, abre sus centros energéticos y tiene las herramientas para empezar a cambiar y transformar su forma de vida.”
¿Cómo se sana?
“El primer gran paso es la toma de conciencia y el segundo es que la persona persevere… No es un milagro lo que sucede. Tiene que mantenerse en el nuevo sendero de su vida, con sus altos y bajos, no importa cuántas veces caigas, lo importante es cuantas veces te levantes.”
Una recomendación de cierre
“Buscar un propósito de vida creativo, que no sea meramente el de salir de viaje, el de comprarse algo de lujo, buscar qué es lo que su ser interno le está pidiendo”.
VIDEO de la entrevista
AUDIO de la entrevista
Monica Baum, octubre 2018