«Ser poderoso es vivir en coherencia»
Luis Daniel Vítolo nació el 26 de marzo de 1957, en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, pero fue anotado el 28 de marzo, el día del cumpleaños de su mamá. Se casó dos veces, se divorció dos veces y nunca tuvo hijos.
Es Acompañante en BioNeuroEmoción, Master en Programación neurolingüística (PNL), Master en Hipnosis Ericksoniana, Técnico en Psicofísica, Acompañante en PSHY-K.
Con Luis Daniel Vítolo tuvimos dos encuentros. Una entrevista está transcrita abajo y la otra, la realizamos en el programa de radio Endiosados (presentada acá en videos). Pasen y disfruten…
Entrevista a Luis Daniel Vítolo en el programa de radio ENDIOSADOS
Mónica Baum: ¿A qué te dedicas, cómo pagas las cuentas?
Luis Daniel Vítolo: Hoy día exclusivamente con la BioNeuroEmoción. Hasta hace dos años atrás también trabajaba en una compañía de seguros importante y era un trabajo que, como yo estaba mucho en la calle visitando clientes, acomodaba los horarios de mil maneras y me permitía tener más tiempo para atender. Pero después tampoco me alcanzaba ese tiempo entonces, es ahí donde decidí, de una vez por todas dejarlo. Me costooo…. Porque viste que a veces uno, cuando llega el momento de dar el salto…… Pero después empecé a mirar atrás y tantas veces había dado saltos en mi vida y sigo “vivito y coleando”. En el año 95 también había dejado un trabajo en un banco porque no me soportaba más y me decían “te vas a morir de hambre si te vas del banco”. Bueno, muero… Prefiero morir, si no me muero acá…
MB: ¿Por qué te fuiste del banco en el 95?
LDV: Ese trabajo era lo más lejano a lo que yo pueda amar. Tenía un buen sueldo, sabía a qué hora entraba pero nunca a qué hora salía. Mi pareja de ese entonces me decía que volvía “verde” a casa, yo dije “sí, es cierto, no aguanto más”. Ahí decidí arriesgarme y en la casa donde vivíamos hice una readaptación del garaje y puse un negocio que se llamaba “Ixtlan almacén espiritual”, Ixtlan haciendo referencia a uno de los libros de Carlos Castaneda. Y “almacén espiritual” porque yo hacía Numerología en esa época, vendíamos artesanías de la India, libros de autoayuda, música de relajación. Mi ex era tarotista, hacíamos varias cosas. Funcionó unos tres años más o menos pero hubo una crisis de pareja y eso hizo que se derrumbe todo, la situación económica también estaba muy mal y ahí fue que volví no a un banco pero sí a la Caja de Ahorro y Seguro. Uno igual está muy agradecido… Ese trabajo fue cambiando y fui teniendo más horas libres, lo que me permitió, de a poquito, hacer estas cosas “alternativas” que siempre me gustaron.
MB: ¿desde chico?
LDV: De chico por ejemplo, yo pensaba, soñaba y estaba convencido de que si tocaba a alguien lo curaba. De hecho, como no podía tocar a nadie, le hacía imposición de manos a los perros, a los gatos. Tengo referencia de que, tipo ocho o diez años, lo hacía. Recuerdo que en esa época se compraba el diario de la mañana y el diario de la noche, y veía a mi papá con La Razón, y yo lo esperaba ansioso y buscaba en el diario fotos de ovnis. ¿De dónde sacaba eso? no sé, porque en esa época no se hablaba tanto de todo eso. Toda la vida, hasta que entró en Alzheimer, mi mamá se la pasó diciéndome “vos siempre fuiste el raro de la familia”.
Bueno siempre me interesaron esas cosas. De adolescente empecé a leer libros como “El poder está en usted”, “El poder mágico de la voluntad”, “Tus zonas erróneas” de Wayne Dyer; recuerdo que estaba roto porque durante un año y pico, todos los días estaba en mi mano…
MB: ¿habían alguna práctica espiritual en tu casa?
LDV: Era una familia católica, algunas veces con un poquito más de miedo a Dios que otras veces, por lo cual tuve que hacer el catecismo y todo eso. Al catecismo lo hice contento porque leía todas esas historias pero le sospechaba a todas ellas, y ya de más grande, tipo 17, hice un retiro espiritual, un movimiento que se llamaba “De Colores”, las “Jornadas”. Nos internábamos una semana en una casona de Castelar con tres curas, éramos todos chicos de 17, 18 años, y cuando nos reuníamos alrededor del fogón a la noche a charlar nos leían un pasaje de alguna escritura y le decía al cura “eso es un plato volador”. Te leían el libro de Ezequiel y yo les decía “esta es la imagen de un plato volador”. Al final lo cansé tanto que me dijo “bueno, y si es un plato volador, ¿qué?”, “no, nada, pero es un plato volador, no me vengas que es Dios y todo esto”…risas.
Y después seguí leyendo y con los años, fines de la década de los 70s., en pleno Proceso, tuve una experiencia muy rara en casa estando solo, se lo comento a un amigo y me dice “vos tendrías que venir conmigo y con mi hermano a hacer un curso de Control Mental que hacemos nosotros”. Ahí tenía 19 ya. La experiencia fue que me había ido con dos amigos a Mar del Plata de vacaciones y, cuando vuelvo al departamento donde vivía con mis viejos y con una de mis hermanas, ellos se fueron para Mar del Plata, o sea, nos cruzamos por una hora y me quedé solo. Me acuerdo que era un sábado al mediodía de un calor intensísimo y había un reloj sobre un modular que sonaba, de esos que dan una campanada cada hora, y ese momento, en el medio del silencio de la tarde y del calor suena y me pregunto “ahora estoy solo acá pero si yo tampoco estuviese ¿hubiera sonado el reloj? si no hay nadie para escucharlo”. Después leo que los chinos decían “si cae un árbol en el bosque y no hay nadie cerca, hará ruido el árbol?” entonces, hago ese planteo y se me pone la piel de gallina.
Luego me digo “me voy a dar una ducha” y cuando voy hacia el baño siento “blum”, de chico yo jugaba mucho al ajedrez y tenía uno de esos trofeos de ajedrez tipo platito que se cayó. Digo “qué raro” y lo acomodo y me voy de vuelta para el baño, pero “blum”, se vuelve a caer. Digo “esto no me gusta nada”, pero no termina acá! Lo acomodo bien, los zarandeo así, me voy otra vez para el baño a ducharme y veo que está la ventana del balcón abierta, un ventanal hasta el piso. En esa época al lado del edificio había un baldío. Y habían comentado alguna vez que se vio pasar una rata entonces digo, yo ya estaba así (gesto de miedo) con lo del plato, “antes de meterme en el baño voy a cerrar el ventanal del balcón”. Cierra el ventanal, voy hacia el baño, se abre la ventana sola. Bueno, las cerré bien y me bañé. Pero ese día quedé alterado y ahí es que le cuento a mi amigo y me dice “venite” y ahí empecé con este tipo de cursos. Nos reuníamos en un sótano en Constitución (NR un barrio de Buenos Aires), tipo Super Agente 86, porque era la época del proceso y vos tenías que mirar para todos lados, golpear, se habría la mirilla, te hacían pasar e ibas a un sótano. Porque, encima, el que daba el curso era un señor llamado Renato, con cara de loco, cabeza afeitada, anteojos, que había pertenecido a la Fuerza Aérea, o sea que sabía la movida, y había sido instructor de (del Método) Silva y él pretendía mejorarlo. Entonces, se aunaron esas dos cosas y había que pasar todo un filtro que hacía él para que te admita como alumno. Y ahí hacíamos experiencias de, qué sé yo, mover algo con el poder de la mente, algo como un “trompo” que gira… bueno, esas cosas. Hacer cosas con la mente para conseguir lo que vos querías en la vida. Que, de hecho, después de eso me pasaron varias cosas raras también…
MB: ¿cómo interpretas ese hecho, cómo algo externo a vos o una capacidad tuya?
LDV: Y, es difícil explicarlo, pero como yo soy el defensor de la unidad, si hubiese otra entidad ahí, también es parte de mí. Yo creo en el mensaje porque yo estoy convencido que uno viene a este mundo a aprender. No hay otra cosa. Nadie le encuentra una explicación a nada ¿por qué? porque lo único que importa es aprender. Para que vos aprendas te llegan señales. De última siempre sos vos, porque todos somos Dios de alguna manera, entonces, te están diciendo “fulano, tal cosa”, y vos escuchas o no escuchas “fulano, tal cosa”. Por eso, en muchos casos donde la gente decide no escuchar, puede llegar a tener una gran pérdida, a una enfermedad grave, a quedarte en la calle durmiendo bajo un puente, y lo que se te ocurra. Porque ahí, o cambiás, o te morís. Y tenés que empezar de vuelta.
Pero el tema SIEMPRE es aprender. Cuando vos te lo empezás a preguntar desde ese lugar vas a empezar entender todo, porque si vos te preguntas “¿qué tengo que aprender con esto? ¿Qué me estoy diciendo cuando me dicen tal cosa? ¿Qué me estoy diciendo cuando escucho tal noticia?” porque en definitiva es todo lo mismo ¿dónde termina el ego y empieza el inconsciente? ¿Quién me lo puede decir?
Este es otro tema importante: los que estamos en estos temas, los que hacemos BioNeuroEmoción, los que hacen Constelaciones, los psicólogos, lo que se te ocurra, somos los más necesitados, entre comillas, por eso nos dedicamos a esto. Es un tema de aprendizaje a través de la reparación. Por eso es normal que en una familia donde hubo estafas haya contadores, por ejemplo, pero en una familia donde aparecen este tipo de personajes es porque hay otras cosas que reparar, a lo mejor una estafa también. Pero la gente que se dedica a ayudar a los demás es el que más ayuda necesita, siempre. Esta es mi idea.
MB: ¿Esa ayuda que necesita es personal o es para el clan en el cual uno tiene un rol?
LDV: Ahí está la gran paradoja divina siempre, como dice el Kybalion “todo está en el todo y el todo está en todas las cosas”. En algún momento lo vas a ver de un lado y en otro momento del otro. Porque, en definitiva, si bien es cierto lo que vos decís, vos sos el árbol, entonces no hay ancestros, no hay programas, no hay nada desde ese punto de vista. Entonces, depende de dónde te paras para el aprendizaje del momento, porque las dos son verdad.
MB: ¿Cómo siguió siendo ese recorrido interno?
LDV: Después de eso yo sigo leyendo, entrenándome de alguna manera, porque me apasionaba, tratando de poner en práctica. No sé, tenía a Yogananda por un lado, a Don Juan y a Castaneda por el otro, empecé a estudiar Metafísica, tengo un título ahí de experto en metafísica, que fue bastante largo, que estaba avalado incluso por la Asociación Mundial de Parapsicología y por el Sindicato de Psicólogos de la República Argentina. Cada cosa aportaba, pero ¿qué pasaba? Todo conocimiento te implica después, para que sea aprendizaje, algún cambio, y si el cambio no lo haces aparecen las crisis de la vida. Entonces, ahí fue entre otras cosas, esta crisis matrimonial que tuve, que fue muy fuerte para mí. Porque hasta allí tocaba de oído… yo tenía mi trabajo, me decían “Luis me duele la cabeza, ¿me pones la mano?”, o en una fiesta y yo decía “dejame en paz que quiero comer los sandwichitos”…risas.
MB: ¿pero vos tenés esas capacidades?
LDV: Yo me lo creía, si lo crees lo tenés. Y si encima el otro te cree, tenés la sanación asegurada. Cuando pasa todo esto, esta crisis, que, entre otras cosas, fue una crisis en todo sentido porque hasta ese momento yo la consideraba el amor de mi vida, también de parte del “amor de mi vida” yo sufrí una terrible estafa y quedé en la calle. Me quedó un auto viejo, dormí tres días en el auto. Económicamente hablando todavía estoy tratando de recuperarme de esto porque esa cuevita donde estoy yo es alquilada (N.R.: su consultorio en momentos de hacerse la entrevista), en breve me mudo, ya estoy en eso, pero me costó… Toqué fondo. Empecé con ataques de pánico, o sea, y ahora, ¿todo lo que yo estudié? ¿Qué hago? ¿Dónde lo guardo? Pero me hacía falta esto, obviamente. Hacía falta la crisis porque con todo lo aprendido no me alcanzó para el aprendizaje que necesitaba. Después un amigo me hizo el aguante, me prestó un sillón en la casa un tiempo, bueno. Fue toda una situación muy complicada y ahí conocí algo con lo que trabajé muchos años que se llama Psicofísica.
MB: ¿Es un método de estudio o es un método práctico?
LDV: Es toda una carrera, son 19 materias, donde también tenés las materias médicas dadas por médicos, las materias psiquiátricas dadas por psiquiatras, pero se basa en la energía, tratamientos energéticos para lo cual también le sumaron un tipo de tecnología. De hecho tengo todavía algún consultante que viene para Psicofísica nada más.
MB: ¿Qué aparatos se utilizan?
LDV: Aparatos con electromagnetismo donde vos, tu propia energía la acoplás a esto para potenciarla. Igual te aclaro que a veces tenés que desenchufar todo y encomendarte a la antigua, pero bueno, depende del caso. Y bueno, a partir de ahí empecé profesionalmente a atender gente, que esto fue en el año 2002. Porque hasta ese momento yo atendía a un montón de gente pero era un hobby, ayudar a alguien. Y me iba bien, la verdad que me iba bien, no me podía quejar. Ya con eso sólo me pagaba el alquiler, me pagaba un montón de cosas y el sueldo me rendía más.
Seguí agregando cosas hasta que, porque no te voy a decir todo los cursos que hice porque aparte hay cosas que no usé nunca, hice reiki …qué se yo! Tarot junguiano, egipcio, más Control Mental, Alquimia, no sé, tendría que sacar los diplomas, yo los miro a veces y me río ¿todo esto hice?
MB: ¿Hubo algunas que te sirvieron más?
LDV: Psicofísica para mí fue un paso adelante, Metafísica también, en la década del 90, y BioNeuroEmoción que era Biodescodificación en este momento. La Biodescodificación yo empecé a aplicarla antes de hacer el primer curso por algunas cosas que iba viendo en video y yo veía que funcionaba, lo agregaba a la gente que atendía con Psicofísica.
Pero en un video Enric dice “el año que viene voy a dar un primer curso internacional en Cuba, miren la fe que me tengo que hay 150 plazas guardadas“. “Eso lo quiero hacer”, dije, pero no tenía un peso partido al medio todavía, pero se dieron un montón de circunstancias que hicieron que pudiera ir. Para ir a Cuba tomé cuatro aviones para que me salga más barato y dormía en los aeropuertos… el aeropuerto de Lima te lo describo de punta a punta, qué negocio hay al lado de qué negocio, es el aeropuerto donde más horas pasé. No conozco Lima pero sí el aeropuerto de Lima… risas. Y así haciendo esos viajes raros que fui a Cuba e hice el primer curso que se hizo fuera de España.
MB: ¿Qué te llamo la atención de esa propuesta y no otra?
LDV: Porque, siempre que nos llama la atención algo, sobre todo alguien que habla, es porque ese está poniendo en palabras todo lo que tenés adentro. Te lo muestra, te lo está diciendo a lo mejor de otra manera, o lo ves afuera y le das más valor, como vos quieras. Y yo digo “acá voy sí o sí”.
MB: ¿Qué te llamó más la atención, el árbol, lo transgeneracional?
LDV: Era la visión, porque él (Enric Corbera) ya en uno de los vídeos viejos estaba dando una visión cuántica del universo y digo “me encanta esta manera de verlo”, sumado el testimonio de algunas enfermedades sanadas -yo ya estaba trabajando con gente- digo “esto”. Eso nada más, a mí el mensaje de Corbera me llega muy profundamente (y tenés que separar el mensaje del mensajero, siempre). Eso me apasionó.
Esa experiencia de Corbera fue en el 2011, porque a principios de 2012 fue su primer curso internacional. Yo hice ese viaje, me empeñé como pude y lo hice pero el mismo día que vuelvo de Cuba, llego a casa, no desarmé ni la valija, puse la pava para tomar un mate, prendo la computadora y me anoto para el CP2 que se hacía en Barcelona a los dos meses. Yo digo “cómo voy a hacer no lo sé pero yo ya me anoto”. Fui al banco y como La Caja (donde era empleado) trabajaba con ese banco saqué un préstamo. Yo no me acuerdo pero -ponele que eran $25000 los que necesitaba- era una fortuna y me lo daban en 24 cuotas, la cuota era el valor de mi sueldo, más o menos. Bueno, lo pagué en 8 meses, porque cuando vuelvo del CP2 el trabajo ya era mucho. Eso sí, eh? Trabajaba sábado, trabajaba domingo, trabajaba los días de semana hasta las 12 de la noche… Después comencé ya a achicar. Saqué los domingos, saqué los sábados y después saqué el otro trabajo.
MB: Un concepto parecido trabajan los de Biología Total ¿qué te diferencia de ellos?
LDV: En realidad nada se diferencia de nada, es todo lo mismo y yo te voy a decir una cosa: ni la BioNeuroEmoción, ni la Nueva Medicina Germánica, ni la Biología Total, ni las Constelaciones Familiares, ni el Control Mental sirven para nada, o sirven para todo porque la única variable sos vos. Siempre volvemos a lo mismo.
Si vos agarras, por ejemplo, la BioNeuroEmoción, es una sumatoria de cosas, nadie inventó nada. Y si tomas los conceptos de la Nueva Medicina Germánica (y a Hammer no le hablés del árbol genealógico porque todavía es médico, le queda un poco de “adoquinitis”, testarudo …hasta por ahí nomás porque la verdad que tuvo una visión! El tipo sacó a la luz algo para la ciencia por lo menos, y se la bancó… Porque si vos ves los videos de la época del 70, lo insultaron, lo denostaban en plena televisión alemana, le decían “¡usted es una vergüenza, tiene que devolver la matrícula, es un asesino!”, y el tipo: inmutable, con su verdad. Que a lo mejor -yo hasta eso he llegado a pensar- llegó a ser verdad porque él estaba convencidísimo de eso, pero tiene una lógica total. Volvemos otra vez a la unidad. Es lógico que si tenés miedo de morirte se te enferma el pulmón, porque lo primero que haces al nacer es tomar aire. Encontró una lógica, la bajó a lo material. Y tomás de todos, no sé qué decirte. Distinta es a lo mejor mi visión, mi manera de sentir o las palabras que yo puedo usar en el momento de ayudar a alguien.
MB: ¿No es puro relativismo esto? Entonces ¿no existe nada?
LDV: No, no existe nada. Pero la ciencia hoy día también se está dando cuenta de eso, lo van admitiendo de a poco, tenés cosas como las fotografías que sacan con microscopios electrónicos donde se ve que la materia está vacía.
MB: ¿Y cómo se explica que yo esté agarrando este vaso?
LDV: Es un tema de vibración, sintonizas con eso y por eso se produce la intercepción. Pero algo se hablaba, antiguamente había chamanes o estos hindúes maestros que atravesaban paredes: elevan su grado de vibración y utilizan el 95% de vacío que hay en esta pared, sintonizan y pasan.
MB: ¿Lo de José Luis Parise pasa por ahí?
LDV: Lo de Parise es toda una enseñanza chamánica, y los chamanes transmiten exactamente lo mismo, o sea, en todo está el espíritu. Mirá, cuando yo hice la carrera de Metafísica para mí fue una revolución ¿en qué sentido te lo digo? todavía lo veo a ese profesor, está loquito, lindo. Vos haces los siete niveles de metafísica y después había unas cámaras secretas (parecía una enseñanza egipcia, hasta había que hacer un juramento de que no se iba a comentar lo que se iba a ver ahí), “tiren todo y empezamos de cero” y te cambian toda la historia, en esa historia, que en realidad no es cambiarla, es una nueva visión, empieza a diferenciar cosas, empieza a diferenciar el alma del espíritu, lo eterno de lo infinito, otra visión. Es un salto cuántico más para vos. La palabra evolución ahí ya no tiene cabida porque lo infinito no puede evolucionar, si es infinito… Te daba un concepto donde a vos, el deseo de evolucionar lo único que hace es empastarte más. Por eso yo te dije, en definitiva, hay que dejar de buscar.
MB: ¿Cómo diferenciar el “dejar de buscar”, con “listo, no hago más nada”?
LDV: Es que no hay diferencia, no hay tiempo ahí. Cuando vos decidís dejar de buscar, desde lo más profundo de tu ser, aparece lo que estás necesitando en ese momento. O sea, se cambia el verbo buscar por el verbo encontrar. Cuando te paras en el espíritu no te hace falta nada. Pero es real, entonces ¿qué vas a buscar? Si sos infinito en ese momento. Pero cuando estás parado en el alma, sí, el alma tiene que evolucionar, ahí sí está el aprendizaje.
MB: y cuando te encontrarás una persona que está sin trabajo, angustiada ¿cómo le llevas esta verdad? Porque tiene que resolver la contingencia también.
LDV: Todo lo que uno puede hacer es usar mecanismos, técnicas. Porque siempre hay que dar un salto. Tenés que llegar al borde, como en “El Caballero de la Armadura Oxidada”, o el final de Castaneda con Don Juan, siempre hay que saltar al precipicio. Todas las técnicas, si las tomas, te van arrimando pero vos tenés que saltar. El salto nadie lo va a dar por vos. Entonces, buscas el camino que te parece más adecuado para la situación de la otra persona, que esté bien al borde del precipicio. Por eso hay veces, dicho literalmente, que el salto recién lo das cuando estás por irte de este universo.
Hay gente que te busca para darse ánimo, porque en realidad nunca se necesita a nadie para esto, uno es una linterna nada más. La persona es la que va a transitar, la que va a recorrer, la que va a saltar, entonces, tratas de, a través de estos mecanismos, mostrarle cuáles son estas creencias ocultas que tiene, que vaya teniendo determinadas tomas de conciencia para darse cuenta de que, en definitiva, la responsabilidad de todo lo que le está pasando es de él. Entonces ya se empieza a correr un poquito del papel de víctima para saber que él realmente puede hacerlo.
Porque el milagro, como bien dice Un Curso de Milagros, no es “hacer”, es “deshacer”. Entonces, cuando él deshace un poquito, afloja un poquito esas creencias, ya está. Y que su felicidad no depende absolutamente más que de él, ni siquiera de otra persona. Porque, como dice una colega, por ejemplo para las mujeres, “si la felicidad mía dependiese de mi marido yo sería mi marido” ¿entendés?
En esta visión del universo (la del espíritu) no podés pararte en eso. Obviamente, seguimos siendo cuerpo y alma también. ¿Cómo hacemos para estar todo el tiempo en el lado del espíritu? Ya no estaríamos viviendo acá, entonces uno las vive aquí y por eso uno también se resfría o se enferma, te agarras una rabieta, vos decís “uh qué hijo de punta lo que me hizo” y después empezás a buscarle la explicación porque por algo pasó.
MB: Cuando alguien va a tu consulta, ¿cuál es la técnica principal que usas?
LDV: Y depende, cuando vienen con enfermedades físicas lo primero es el famoso “¿desde cuándo?” y empezar a trabajar ese detonante. Yo, lo que le aclaró a todo el mundo, y que no sé si queda claro en las enseñanzas del Instituto (de Enric Corbera), es que cualquier conflicto algún día se detona, es como una bomba, pero para detonar la bomba, primero tenés que haberla fabricado. Entonces, el detonante lo usas como una puertita de entrada, analizas la situación, la emoción oculta, todo lo que pueda haber ahí para abrir esta puertita, pero seguro ya viene programado de antes, seguro.
MB: ¿No resulta cómodo pensar que yo lo traigo todo de antes y justifico todo lo que me pasa? ¿Qué falta ahí?
LDV: Si te parás en esa situación no vas a solucionar nada. Claro, es cómodo, porque volvemos otra vez a lo mismo: el inconsciente no vive en el tiempo, todo está sucediendo ahora y lo que le pasó a tu abuela materna sigue pasándole, a ella y a todos porque somos una unidad. Nunca hay que salirse de esta posición cuántica, entonces, esto que le está pasando a esa abuela en este momento todavía, aunque haya sido en el 30, vos lo seguís viviendo, a lo mejor de otra manera, por eso, cuando vos solucionas el tema ayudas a todo el árbol, porque no hay diferencia. Lo de la abuela te puede servir para entender por qué estás viviendo esta experiencia ahora pero la experiencia para ahora, para tu alma, para tu cuerpo, es real, entonces tenés que trabajarlo. Pero este concepto te va a ayudar un montón. Porque si vos tenés el concepto de unidad bien adentro tuyo, cuando te liberas de la abuela, la liberas a la abuela también y el proceso de sanación empieza. No sé si queda claro, es simultáneo.
MB: Lo que uno tiene que reparar ¿necesariamente tiene que venir de otro familiar?
LDV: Mira, ahí depende de a quién le hagas esta pregunta, es lo que te va a contestar. Vuelvo al concepto de unidad, no me puedo apartar de ahí. Hay algo para aprender, ahí es también dónde te tenés que olvidar de los ancestros y volver otra vez al ¿para qué me enfermo? ¿Para qué me sirve esta enfermedad? Porque también tiene una utilidad la enfermedad, siempre, siempre es un mensaje que te manda el inconsciente. Es una respuesta a tu pedido, siempre, la enfermedad.
MB: Eso es muy cruel, porque si una persona tiene cáncer y vos le decís “vos lo pediste”…
LDV: ¿Sabes por qué? Porque yo a la gente le digo siempre lo mismo, el universo, Dios, el inconsciente, como lo quieras llamar, nunca te va a dar lo que le pidas, nunca te va a dar lo que deseas, nunca, todo eso es verso. O son maneras equivocadas de decirlo, porque se confunden las palabras. El universo te va a devolver lo que vos sentís, porque la unidad es ésta. Si vos sentís, vos materializás. Entre el pensamiento y la materia está la emoción, que es más densa. Entonces, si yo siento, muy en lo profundo de mi ser que no digiero esto que me hizo mi mamá y bueno, aparece el cáncer de estómago. No me lo digiero, entonces, como estoy sintiendo eso, “listo, concedido. No vas a digerir nada”.
MB: El camino sería desarmar esos sentimientos, pero a veces la gente no sabe lo que siente…
LDV: Y esa es la ayuda nuestra. Esa es la emoción oculta. Ayer o antes de ayer tuve una persona que había venido a verme hace dos meses y medio atrás por retención de líquidos, un señor mayor, 70 y largos. Me llama y me dice “te quiero ir a ver pero por otra cosa, porque estoy mejor” me dice, por unos temas sexuales o algo así. Cuando estamos en el ascensor le digo “pero vos estás distinto”, “sí, perdí 18 kilos de líquido” me dice. Una vez que nos sentamos le pregunto si quería ver un tema sexual, “no” me dice, “ya ni eso, porque como ahora me saqué todos estos litros de encima, estoy mucho mejor en todo”. Antes tenía que dormir arrodillado, tenía tanta retención del líquido que no podía respirar.
Hacía meses y meses que le dolían las encías y se le estaban aflojando los dientes y un dolor en el pie derecho como si fuera de Gota, muy intenso, que no se le iba -había ido a todos los médicos, Empezamos a analizar esto, por eso me acordé de este caso reciente, porque empezamos a ver las situaciones de su vida que él considera superadas y analizamos como él, en realidad, nunca sentía que podía tragar ese bocado, estaban metiendo pequeñas mentiritas para satisfacer a alguien, o hacía algo que en el fondo no le gustaba hacer, taradeces a veces, eh? Había un montón de emocioncitas ocultas y el empezó a aunar todos estos conocimientos.
Era el lado derecho de la boca, el derecho representa el papá, entonces yo le pregunto “¿quién era así en tu familia?” y me contesta “mi papá”. Y bueno, ahí me terminó de cerrar todo. Le digo “empezá en tu vida a hacer la raspadita, agarra a cada cosita con la que estas mínimamente incómodo y blanqueá, habla lo que tengas que hablar…”. Con el simple hecho de empezar a hacer la raspadita, a las 24hs. me escribió: “no lo puedo creer, se me fue el dolor de encías que hace meses que no paraba un segundo y no me duele más el pie”. Fijate lo que es una toma de conciencia.
La toma de conciencia es la clave de todo, porque un duelo, una cuarentena, un acto de psico magia, lo que se te ocurra, en definitiva es un medio para tomar conciencia. La toma de conciencia es el salto al vacío, otra vez volvemos a lo mismo. Y la técnica del duelo, la cuarentena, es esto. Pero tiene que estar la decisión de tomar conciencia, que es distinto, porque al tomar conocimiento hay un cambio en la emoción, algo pasa, o en la emoción, o la detectás en el cuerpo, algo pasa, o automáticamente en los hechos. Mira, a este hombre se le fue el dolor de encías, tomó conciencia. Para la retención de líquidos no tomó conciencia enseguida, hicimos un trabajo, también él se llevó unos ritos de duelo para ser en casa y recién a los 20 días le hizo un click que, oh casualidad, coincidía con la fecha de cumpleaños de la mamá, retención de líquidos también está muy relacionado con la mamá. Cuando se aunaron esas energías, por decirlo de alguna manera, tomó conciencia y empezó a largar el líquido.
Todo tiene una sincronía perfecta, pero la variable siempre son vos, siempre, siempre, siempre.
MB: En tu propia vida ¿qué monstruos tuviste que enfrentar?
LDV: …y los que sigo afrontando! …risas. Yo tuve conflictos en casi todas las áreas de mi vida. En el tema de la autoestima, en temas sexuales, en temas de abundancia, el tema laboral, en todo tuve conflicto. Por eso te digo, y todavía tengo cosa para resolver, pero, gracias a Dios, miro para atrás y veo que muchas cosas están mejoradísimas. El tema pareja fue para mí siempre algo muy conflictivo.
MB: ¿Y vos entendés donde está el nudo aunque todavía no lo pudiste resolver? ¿Esto puede pasar que uno diga “yo veo dónde está el problema pero todavía no logro encontrarle la vuelta”?
LDV: Mira, está y no está. Porque vos ves que las situaciones van cambiando, por suerte no es siempre idéntico. Por ejemplo el tema pareja, hasta determinada época de mi vida era repetir siempre la misma historia, cambiando la cara, pero muy parecida la historia y a veces hasta el nombre se repetía. Y ahora veo que va variando, se va como amortiguando. Entonces quiere decir que te estás moviendo.
Hay un peso de los dos, de mi mamá y de mi papá, porque yo, encima, si me remonto al conocimiento genealógico, soy doble de mi mamá y heredero universal de mi papá, y doble de mi papá por nombre también, y mis viejos tenían unos “mambos” –pobres- terribles, en todo sentido, en el aspecto abundancia, en el aspecto pareja, en el aspecto sexual y en el tema de cómo se desvalorizaron toda la vida, entonces cargué absolutamente con todo. Cosa que mis hermanas cargaron con alguna cosita nada más.
Mb: ¿Por qué a veces esa impresión de que hay uno que carga con todo?
LDV: Pero no te olvides que vos elegís la familia y el momento para venir a este mundo, porque tenés que trabajar algo. Por eso te estoy diciendo que, los que nos dedicamos a estas cosas, somos los que más tenemos que trabajar. Entonces, como uno elige venir a tal familia, y si yo tengo que trabajar 34 cosas voy a ir en ese momento a esta familia. Mi hermana, a lo mejor, tenía que trabajar 12 cosas y la otra 5, entonces eligieron otro momento.
MB: ¿Tus hermanas comparten esta visión tuya de trabajo?
LDV: Nunca, porque yo siempre fui el raro de la familia. Mi Hermana mayor todavía cree que le estoy hablando de “Mi Marciano favorito”, y la otra creo que hizo algo de Reiki, empezó a hacer algo del tema del Doble, pero hasta ahí.
Tengo dos hermanas mayores. Tengo una hermana nueve años mayor y después otra que es un año y medio nada más mayor. Ahí te das cuenta quién es el hijo no deseado, no buscado, no nada! …risas.
MB: hay dos temas sobre los cuales siempre me gusta pregunta. Uno es sobre Dios, el universo, la divinidad y el otro es sobre la abundancia. Vos elegís con cual empezar…
LDV: Es lo mismo, yo te digo, es que no puedo apartarme. Vuelvo a lo mismo, Dios, y el nombre que le quiera poner, como hoy día se acostumbra, para mí en “Universo”, la palabra más neutral, está todo. Cuando vos estás conectado con el universo no podes vivir en la escasez, cuando el “fax” te anda bien, no, fax no, ya el fax está… El whatssap con Dios… Mira, siempre vas a tener, como te dije antes, lo que sentís. Y en cada aspecto de tu vida vas a tener algún tipo de merecimiento y el merecimiento te los das vos. El famoso “juicio final”, si existiese algo así, es el juicio que te vas a hacer vos a vos mismo, ¿o te crees que alguien te va a juzgar? Por eso, como bien dice Enric (Corbera), el juicio final es el final de los juicios.
MB: pero la abundancia está relacionada, en general, a los bienes materiales a la capacidad de producir dinero porque el dinero se asocia con conseguir todo el resto.
LDV: ¿Jesús qué decía? A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César, ¿te acordás? En este mundo sí. Pero no te olvides que somos seres multidimensionales. Mínimamente, como dicen los chamanes, estamos en dos mundos. Don Juan ¿qué le decía a Castaneda? Somos espíritu, entonces, cada tanto entramos a este mundo, hacemos lo que tenemos que hacer y salimos, para mantenerte sano. Cuando estás en este mundo necesitas el dinero, obvio. Pero sería algo trillado ya, tiene que ver el tema del merecimiento, el sentirse capaz, que vas a hacer algo que va a servir a los demás. Uno necesita ese concepto, pero en realidad, te tiene que servir a vos porque, cuando a vos te sirve, ya les sirve a los demás.
Esta es la manera de despertar el interés en el otro, tenés que interesarte a vos. Si vos realmente estás apasionado en lo que hacés, vas a rodearte de gente que se va a apasionar con lo que vos haces también, no lo podes evitar.
Eso insisto, insisto, insisto. Viste que antiguamente decían “hay que meterse para dentro, hay que conocerse uno mismo” y la verdad, ahí también coincido con Enric (Corbera), no hay que mirar para adentro nada, hay que mirar para afuera, porque no hay afuera, entonces es más fácil. Vos podes decir mil veces que vivís en la abundancia pero si te está faltando la guita es mentira lo que estás diciendo. Y podes decir mil veces que te sentís la mujer más bella del mundo pero te miras al espejo y te ves fea, vas a vivir una vida de fea. Entonces, hay que cambiar lo que sentís, siempre. Y eso se logra con toma de conciencia. Es como mirar para afuera para darte cuenta qué es lo que estás emitiendo y volver a ir para adentro sabiendo que es todo tan subjetivo que, con que te empieces a ver linda, ya te vas a ver linda y los demás te van a ver linda. Es este juego de entrar y salir, como dice Don Juan.
Hablando de Numerología, si vos cambiás el sentir los planetas cambian su recorrido. Pero, mientras tanto para la evolución de tu alma sí sirve todo eso, porque tu alma tiene que evolucionar. Para mí es muy importante esto que te dije de la metafísica, separar lo infinito de lo eterno, lo que es alma y espíritu, porque te va a aclarar muchas cosas. Cuando yo te hablo del alma te hablo de una manera y cuando te hablo de espíritu te voy a contestar siempre: “es lo mismo, es lo mismo, es lo mismo”.
En este último tiempo se potenció un montón la cantidad de médicos, psicólogos, odontólogos, de profesionales de la salud que está viniendo a la consulta.
Por más que haya sido un accidente o se haya golpeado, un traumatismo, igual viene programado desde antes, yo tengo una visión muy especial en esto, desde la visión del alma, para que no te confundas, acordarte que yo estoy en dos lugares a la vez…
MB: ¿Pero entonces nada depende de uno?
LDV: No, es que si estás de ese lado sos todo destino, cuando te paras del otro lado ya te salís. Este es el doble juego que él, Enric, está haciendo ahora, que se está apiolando, (por fin Enric! …risas), de esto, en realidad no tenés que hacer nada. El infinito no puede hacer nada, no puede ir a ningún lado, no puede mejorar nada, no puede empeorar, si es infinito…
MB: entonces es aburrido…
LDV: Bueno, por eso aparece el cuerpo físico, para reconocerse desde otro lugar, esta es la diversión del infinito.
MB: Contame un poco de la Hipnosis Ericksoniana ¿qué es eso, a diferencia de lo que uno conoce como hipnosis?
LDV: Nada que ver con la hipnosis de Tu Sam, que te hacía morder una cebolla y vos creías que era una manzana. No tiene nada que ver. En realidad es como un acompañamiento en visualizaciones con lo que se trata de llegar a un nivel bastante más profundo para descubrir, quizás, algo; pero más que nada para programar algo nuevo.
Te doy un ejemplo, alguien que quiere adelgazar come demasiado, entonces, vos buscás el momento justo anterior a que esta persona, por ejemplo, agarre la manija de la heladera, porque ya sabe que cuando agarró la manija de la heladera ya no puede volver atrás. Entonces, agarrás ese momento y buscás una imagen de cómo sería él en su vida si realmente no comiese eso que va a comer. A lo mejor se ve delgado y corriendo, o nadando, o si es hombre con una hermosa chica al lado, o una mujer con el galán que le guste, no sé, algo que sería el ideal que conseguiría si perdiese el peso que tiene que perder.
Entonces, en ese momento de relajación hacés que cambie la imagen de la heladera por esta otra, corriendo una maratón, por ejemplo, y lo suplantas. Entonces, la persona, si llega a la instancia de agarrar la manija de la heladera, enseguida le va a venir la imagen en que se ve corriendo la maratón y tiene muchísimas chances de que no la abra. Porque llega al momento límite donde antes no podía detenerse y ahora sí se detiene. Este es un ejemplo.
MB: Con esto se podría, prácticamente, resolver todo ¿no es como muy mecánico?
LDV: Y sí, pero un hábito es mecánico, cambiar un mecanismo por otro. Es tan mecánico que vos te crees que no podes hacer nada, y sí, esa mecánica ya la pusiste vos. Entonces, es como una nueva enseñanza, es eso. Pero sirve para un montón de cosas
MB: ¿Hacés alguna terapia o método particular para mantenerte en tu día a día?
LDV: Es por etapas, hay épocas en que, sí, tengo una rutina y hay veces, como lo que yo odio es la rutina, la saco. Pero lo que hago todo los días al atender gente -como trato de pararme en la posición del espíritu todo el tiempo, y sé que cuando estoy atendiendo al otro, por ejemplo, o guiando al otro en alguna relajación o en alguna hipnosis, me estoy atendiendo a mí mismo- entonces viajo en ese momento y termino como si yo hubiera hecho el ejercicio también. Con Psicofísica me pasaba lo mismo porque también trabajás con energía y con meditación. Entonces, de alguna manera, es como que lo hago todos los días y varias veces por día.
Por épocas hago alguna ejercitación propia.
MB: ¿Qué personas hechos o episodios marcaron un antes y un después en tu vida?
LDV: Te comenté antes un episodio del verano, ese fue un antes y después, ahí apareció después el curso de Control Mental, donde todo el curso más la persona que lo daba, representaron en mi vida un antes y después.
Antes y después también fue el haber hecho la carrera de Metafísica que te comenté que fue muy importante.
Un antes y después también fue haber leído el libro “El Poder del Ahora” de Eckart Tolle, muy marcado.
Otro antes y después, muy importante y bastante más cercano fue el haberme relacionado con una técnica que se llama “Transposición Cibernética” que fueron encuentros mayores que lo de la BioNeuroEmoción, que fue más la continuidad de un ascenso, digamos.
La “Transposición Cibernética” es una metodología diseñada por un tal Stuart Lichtman, que es un experto en informática, que haciendo comparaciones del uso de una computadora con el cerebro trató de diseñar un uso muy productivo del cerebro en base al funcionamiento de la computadora. Como que revirtió el proceso, porque la computadora se creó en función del cerebro, pero ahora hizo el proceso al revés. Es una manera de abordaje para trabajar los logros que parecen difíciles o imposibles a través de afirmaciones y visualizaciones.
MB: ¿Y personas que vos digas “este fue un gran maestro”?
LDV: Para mí Don Juan con Castaneda, otro fue Yogananda, y otro fue mi Profesor de metafísica, Roberto Ávila, un personaje no muy conocido pero para mí fue un cambio. Esos son los tres.
Junio 2016