Martín Reynoso. Mindfulness

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“La práctica sostenida de mindfulness produce una revolución silenciosa porque genera bienestar interno sin desconocer lo doloroso y trabajoso de la vida”

 

Martín Reynoso es psicólogo y creció en una casa con padres filósofos cristianos donde siempre estuvo presente la búsqueda espiritual y el interés por el desarrollo personal. Con tres tías monjas, su infancia y la de sus dos hermanos menores transcurrió, en parte, entre claustros y religiosidad. De joven hizo con su padre el -famoso en la época- «Método Silva de control mental» y se fascinó por las artes marciales, las que cultivaba por un interés físico y por el pensamiento oriental.

Pero la filosofía no era su camino; ya en la secundaria se interesó por la psicología cuando la tuvo como materia. “Me pareció más concreta que la filosofía y con más salida laboral, creo que soy un poco más pragmático que mis padres”, explica.

Recién casado, con su esposa también psicóloga, dejó su Córdoba natal para instalarse en un pequeño pueblo de La Pampa, Rancul («el de Alberto Cortez», aclara), donde estuvo trabajando casi 12 años y donde nacieron sus dos hijos, Juan Martín y Trinidad, fascinados como él por los deportes y las artes marciales, pero no por el mindfulness (“al menos por ahora”, comenta).

En Rancul se abocó, principalmente, a la psicología comunitaria y trabajó en el ámbito público, pero también comenzó a interesarse en estrategias para manejar el estrés, el suyo propio, y fue ahí donde conoció el mindfulness. “Ya venía pensando en integrar alguna cosa de desarrollo personal o de bienestar con mis pacientes, porque veía que mi trabajo estaba excesivamente centrado en la patología, como un ‘arreglador de síntomas’», reconoce, por lo que comenzó a aprender mindfulnesspara enseñarlo.

Por su interés por esta disciplina comenzó a venir cada vez más a Buenos Aires, hasta que se encontró con una propuesta laboral de la Asociación Visión Clara, que unía su tarea como psicólogo con la de instructor, así que se instaló acá con su familia. Desde hace ocho años está a cargo del Programa Mindfulness de la Fundación Ineco.

 

Practicar y vivir en modo mindfulness

El Mindfulness es un entrenamiento basado en un programa creado por el médico y biólogo norteamericano Jon Kabat-Zinn en la década del 80. Consta de un protocolo de ocho sesiones con temáticas y ejercicios específicos que apuntan a desarrollar la atención plena.

Pero Mindfulness también es un concepto que hace referencia a la conexión de la mente con el momento presente, con la actitud de conexión profunda con lo que está ocurriendo sin importar la cualidad agradable o desagradable de lo que eso genera en uno.

“Es la capacidad que todos los seres humanos tenemos de estar más conectados y más conscientes a cada momento de tal forma que eso nos permite no generar reacciones y juicios constantes frente a lo que estamos experimentando, tanto con el mundo interno (pensamientos, emociones, sensaciones físicas) o externas”, dice Reynoso.

En tal sentido, explica que se puede hablar de dos mindfulness, uno que se refiere al entrenamiento, a practicar ciertas técnicas de meditación formal y que requiere la dedicación de un tiempo en un espacio determinado.

Y el otro es la meditación informal, es llevar esa atención plena a situaciones cotidianas, tener una consciencia ampliada sobre lo que está ocurriendo, aunque uno se enfoque en algo. Es comenzar con la experiencia sensitiva hasta llegar al razonamiento. Pero en general vivimos en el proceso inverso, explica Reynoso, pensando primero y luego, con suerte, sintiendo. El mindfulness trabaja mucho los sentidos y la conexión con el cuerpo.

Este abordaje pareciera dar por tierra la presunta capacidad de hacer varias cosas a la vez. Efectivamente, Reynoso derriba el mito:

“Uno no puede hacer ni atender varias cosas al mismo tiempo. Confundimos el multitasking con el switch tasking, creemos que podemos hacer muchas cosas a la vez, pero, en realidad, cambiamos en segundos el foco y hacemos otra cosa. Pese a la ventaja evolutiva que eso significó, puede ser nocivo si es la conducta habitual. Te hace perder foco y profundidad, y la eficacia baja.

La ilusión del multitasking tiene un poco que ver con la forma en que vivimos, en la cual, cuantos más roles tengamos, mientras más cosas hagamos, mientras lleguemos más ‘reventados’ al final del día parecería que fuimos más productivos y valió más la pena el día,

Por eso hablamos de ‘tiempos muertos’. Estar sentado un ratito mirando algo es un tiempo muerto, pero ¿tiempo perdido en relación a qué? a una idea de productividad que uno tiene en la mente y que indica que, mientras más hacés, más sos, más vales, más valioso es tu día o más valiosa es tu vida. Es el modelo capitalista, netamente.”

 

Wandering mind y Rumiación

Tal como lo muestra el título de su último libro “Mindfulness, la meditación científica”, Martín Reynoso respalda su propuesta de una mejor calidad de vida con explicaciones y comprobaciones científicas. Una de ellas es la raíz de los pensamientos obsesivos, de las preocupaciones que no nos dejan pensar en otra cosa, del insomnio, entre otros causantes del estrés.

“Según lo que estemos haciendo, en el cerebro se van encendiendo las neuronas de diversas áreas del cerebro, que a su vez están conectadas en redes. Una de esas redes es la que se enciende cuando estamos divagando (cuando nos duchamos, mientras comemos, etc.) y lo hace trayendo memorias, recuerdos, imaginando cosas, todo lo que uno está procesando en la mente. En algunas personas esta divagación se centra más en preocupaciones, en otros en soñar fantasías.

¿Es bueno eso? hasta cierto punto sí, es un proceso inevitable del cerebro; es bueno porque genera, por ejemplo, la representación que tenemos de nosotros mismos. También es buena para la creatividad, pero cuando uno está demasiado en ese modo de divagar, genera la rumiación, que es pensar demasiado en las cosas y en forma de preocupación, generando ansiedad, estrés o síntomas depresivos.

Está estudiado que esta red cerebral de modo default, la wandering mind, en las personas ansiosas está mucho más activa que en otras personas. En realidad, están más tiempo desconectado de lo que está ocurriendo.

El insomnio tiene mucho de estas características negativas. Eso es lo que generalmente hace que la persona no duerma, así como otro elemento que también tiene que ver con el mindfulness, que es pelear por dormirse, uno ‘lucha contra’ el insomnio.

Una de las peores estrategias para trabajar con la mente cuando hay algo que no te gusta es luchar contra ella, dando lugar a lo que llamamos ‘procesos irónicos’, implica que, lo que querés eliminar, aumenta. No podés luchar contra esos procesos de la mente, tenés que aprender a trabajar con ellos.”

 

El mundo es estable, las cosas les pasan a otros, somos poderosos

Reynoso describe a estas creencias como las tres ilusiones que buscan derribar durante el curso de Mindfulness.

“Una ilusión es la de la permanencia: en realidad, todo está en un proceso de cambio constante, por lo que practicamos la observación de estos cambios y eso nos dará más flexibilidad en la vida para poder aceptar más cosas, entre otras cosas, la enfermedad y la muerte, por ejemplo.

La ilusión del control tiene que ver con poder soltar aquello que no podemos controlar. Si bien es necesario tener control sobre algunas cosas de la vida cotidiana, tampoco es bueno tener un control rígido sobre nuestra vida y sobre lo que hacemos porque hay cosas que no podemos controlar y si luchamos contra ellas, a veces, las empeoramos.”

Un aspecto muy rico que remarca Reynoso del entrenamiento de las ocho semanas es el trabajo en grupo: “es un proceso muy enriquecedor, por eso se recomienda hacer el curso en grupo, no individualmente.”

También advierte: “el mindfulness parece algo simple, una indicación postural y no mucho más pero después está todo lo que pasa a nivel de la mente, las etapas que se atraviesan con la práctica, cómo trabajar con las dificultades, cómo no tener objetivos”.

Pensé que no había entendido bien, pero fue correcto: no tener objetivos. “El mindfulness habla de tener una intención, la intención de conectar con lo que está pasando. Pero, generalmente, las personas cuando meditan tienen la intención de relajarse, de sentirse bien, de poner la mente en blanco, de ser seres más espirituales, más luminosos, un montón de cosas. Es este pensamiento utilitario de estar buscando cosas, de expectativas y de autoexigencia. El mindfulness no es eso, y la meditación bien enseñada no es eso. Es tomar conciencia de lo que pasa momento a momento y eso tiene una cualidad de mucha profundidad, bienestar y dicha. No va por el lado de la euforia ni del éxtasis, que es lo que algunos buscan”.

Tampoco elude el sufrimiento. “Es como que juegues un juego, pero desconozcas sus reglas. El sufrimiento y el sentir dolor es parte de la vida ¿de dónde sale esta ilusión descabellada de que no debemos sufrir nunca o no debemos sentir ningún tipo de dolor, o de permitirlo en el otro? enseguida lo queremos rescatar o intentamos salir rápido del mismo”.

Haciendo referencia al bello texto que escribió para la contratapa de su libro “Mindfulness, la meditación científica”, Martín Reynoso concluye: “La práctica sostenida de mindfulness produce una revolución silenciosa porque genera bienestar interno sin desconocer lo doloroso y trabajoso de la vida. Pero tenemos que cambiar condicionamientos muy duros, es un cambio muy profundo en la forma de percibir y de actuar en el mundo, por eso hablamos de la revolución”.

 

VIDEO de la entrevista

 

PODCAST de la entrevista

“Necesitamos ser más buenos con nosotros mismos. El control y creer que nada cambia es una ilusión” Con Martín Reynoso

Monica Baum, noviembre 2018