La Homeopatía Unicista también es conocida como Homeopatía Clásica. Su creador fue Samuel Hahnemann y toma su nombre del hecho de que usa solo un medicamento con un sólo principio activo para tratar la dolencia, a diferencia de otras modalidades de Homeopatía.
La Homepatía es un método curativo que se basa en la Ley de la Similitud, que sostiene de que nuestra percepción tiende a asociar los elementos que tienen propiedades parecidas o similares. De este modo, Hahnemann en el siglo XVIII se da cuenta en sus repetidas observaciones, que existen dos maneras básicas de curar: a través de la ley de los opuestos y a través de la ley de los similares.
Dice Homeounicista que se puede tratar una enfermedad oponiéndose al síntoma, como por ejemplo cuando usamos antiinflamatorios para tratar una inflamación. Esta es la forma que utiliza la medicina convencional y se basa en mitigar el síntoma mediante su supresión directa, actuando solo en forma parcial. En la otra forma, curar por los similares que es el que utiliza la homeopatía, el medicamento actúa en la misma dirección que lo hace la enfermedad, a favor y no en contra de los síntomas, lo que genera un shock de autocuración, de este modo, al organismo participa en su propia curación mediante una reacción de estimulación celular. En este caso el medicamento no se impone sobre el síntoma suprimiéndolo, si no que al despertar una reacción de autocuración el síntoma desaparece debido a la acción concreta del propio organismo, haciendo un tratamiento más profundo y general.
Tal como explica el homeópata Rafael Godino, “actualmente solo la física cuántica puede explicar lo que la experiencia ya viene confirmando desde hace más de 200 años. La acción de los medicamentos homeopáticos no pueden ser explicados por las leyes de la química y física convencional.”.
La Homeopatía asume que la enfermedad no se limita a los órganos o a factores físicos sino también a los emocionales, contempla a la persona como un ser único y observa de qué modo esta persona vive su enfermedad. En tal sentido, el homeópata estudia a cada persona como totalidad, sin separar el cuerpo y la mente. De este modo, “el homeópata llega al diagnóstico del medicamento de fondo o causal que es el que dará los cambios necesarios en la actitud, emociones y acciones que lo han llevado a permanecer enfermo.
No siempre se llega fácilmente al medicamento de fondo y muchas veces se prescriben medicamentos no tan profundos que igualmente van mitigando los síntomas con un altísimo nivel de efectividad. Es en la persistencia y paciencia del médico y enfermo en dónde se encuentra la llave para lograr buenos resultados”, leemos en Homeounicista.
Respecto de los medicamentos homeopáticos –que en general se presentan en gotas- Homeounicista explica que “tienen su origen en sustancias puras simples provenientes de los tres reinos, mineral, vegetal y animal. Estas sustancias base son luego sometidas a un doble proceso, de dilución y de dinamización o potentización que convertirá y activará estas sustancias base en medicamentos homeopáticos. Por eso se llaman dosis infinitesimales, porque la dilución es muy alta y, aun así, siguen produciendo efecto”. Incluso sostienen que, a mayor dilución “más profunda será su acción curativa en el enfermo”.