Beatriz Goyoaga. El Arte de Vivir

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ENTREVISTA COMPLETA

Beatriz Goyoaga es una periodista española experta en Ciencias Políticas y Administración de Empresas, diplomada en siete idiomas. Radicada en Buenos Aires, desde hace muchos años coordina la Fundación El Arte de Vivir en Latinoamérica y España.

Sostiene que no dejó de ser periodista pero decidió atender su búsqueda más profunda:

«Sigo siendo periodista porque eso es algo que no se deja, trabajo ahora cuando yo lo deseo, ya no estoy obligada a escribir como estaba antes. Yo he tenido una infancia normal, como todo el mundo, me he criado en España, he estudiado en muchos países, yo buscaba algo que no sabía qué era. Me iba de país en país, de ciudad en ciudad, luego me cambiaba de casa siempre con una inquietud, y me buscaba a mí misma, buscaba el motivo de mi vida, buscaba el por qué estamos aquí, sin saberlo.


  El encuentro con El Arte de Vivir


Bea, como la llaman cariñosamente los más conocidos, no estaba consciente de esta búsqueda>

Yo pensaba que quería más emoción, que quería más desafíos, si escalaba el Everest quería otro desafío, aprendí chino, pero no estaba buscando desafíos porque ya había tenido desafíos más exóticos, la vuelta al mundo sola en 365 día, eso lo hice hace unos 20 años. Crucé la Siberia en el Transiberiano quince días sola. Crucé África en camión y crucé el desierto de Gobi al norte de la China, mitad en camello, mitad en tren del carbón. De todo un poco un año entero.

Sin embargo, no se sentía insatisfecha con su vida:

Yo he sido siempre feliz, yo he ido por la vida feliz pero sabía que había algo más que no solamente “comer-dormir-trabajar-ser feliz, comer-dormir-trabajar” y no sabía qué, y lo encontré. Y encima encontré a mi maestro…

…hoy puedo decir, desde una mujer con los pies sobre la tierra, yo no me fumo un porrito en el Uritorco, no estoy esperando que un centauro entre por mi ventana a iluminarme, nada de eso, soy una mujer empresaria, una mujer pragmática, una mujer periodista, una mujer ama de casa, y puedo decir que tengo un guía, un maestro que está vivo.

Hasta entonces supongo que mi maestro ha sido Jesús pero yo he sido una católica practicante a medias, tuve una educación católica, voy a creer siempre Jesús, yo creo que ha existido, ha vivido, no es un invento de la historia. Ahora está Ravi Shankar en la tierra, está trayendo un mensaje muy similar, un mensaje de mucho amor, un mensaje de aceptar a las personas como son, un mensaje muy profundo que no es “perdona al otro” sino “ten compasión”, porque perdonar implica que le ves culpable y que te ha hecho algo malo.

Esperábamos que nos diga que cuando lo conoció quedó obnubilada ¡pero no fue así!:

No, yo conocí a Ravi Shankar cuando acompañé a mi pareja a una conferencia, él estudiaba estudios orientales y a mí me llevaba “de tiro”, no me interesaba nada pero como había que acompañarse uno al otro, iba a echarme una siestita.

Y por el contrario, experimenté un silencio mental en esta primera meditación guiada por él, que a la salida, cuando dijeron de un curso del manejo del stress, le dije a mi pareja “vamos” y me dijo “ve tú que eres la estresada, yo no” y lo convencí porque me dijeron que había descuentos si íbamos dos.

Fuimos, él por el descuento y yo por el estrés. Y yo, en 17 años, no he dejado un solo día mis técnicas. Ayer me acosté muy tarde y dormí sólo 5 horas que es muy poco para mí, sin embargo, he hecho mi programa, mi respiración, mi meditación y he regenerado la energía maravillosamente, y me siento fresca como se hubiese dormido 8.

La comprensión del mensaje y el cariño por el maestro fue creciendo de manera paulatina en Bea:

En ese evento no tenía la más mínima idea, es más, quería irme, no me conmovió para nada la presencia de Ravi Shankar, ni me pareció tan interesante, porque yo pensé que me iba a contar otras cosas y él, más que otra cosa, transmite silencio, transmite amor, transmite una energía de dulzura, que no se mide con palabras, no dice gran “qué”. Yo eso no lo noté, no es que puedo decir que ese fue un instante, para mí ha sido un conectarme conmigo misma, y a través del Sudarshan Kriya sentir más y más serenidad.

sentir que Ravi Shankar no quería nada de mí, no me quería convencer a nada, porque, en el momento que yo hubiese sentido que me decía “lo tuyo es malo, lo mío es bueno” habría corrido para el otro lado. Pero nadie me dijo eso. No me dijeron tampoco que tenía que dejar mi familia, ni me pidieron dinero, no me “bajaron línea”.

Yo lo he seguido y lo he visto caminar y caminar y he sentido, más que nada, lo he experimentado, nadie me lo ha dicho. Entonces, eso que tú dices “epifanía” no ha sido un instante. Hoy a mí me consta que este es mi camino y no te puedo decir cómo llegó. Fue de a poco, así ocurrió conmigo.

¿Es El Arte de Vivir el mejor camino?

Yo no conozco todas las vías, entonces no puedo juzgar y decir que esta vía es mejor que otra que no conozco, dice Beatriz Goyoaga. La diferencia principal que yo remarcaría es que esto es vivencial, no es retórico: “hay que portarse bien, hay que ser bueno, hay que serenarse…”. No, esto te dice cómo: “respira”. Yo he oído desde Eckart Tolle que dice que hay que vivir el presente, y leído montones de autores, “pero ¿cómo?”. Hasta mi médico decía: “des-estrésese”, “y ¿cómo?” decía yo, “tome esta pastilla”. Yo no me puedo ir al Club Med el fin de semana, no quiero pastillita ¿entonces qué hacer?

Por fin encontré en la respiración y meditación el camino de cómo llegar hacia lo que todos me indicaban.

Lo que nosotros transmitimos en El Arte de Vivir es que la vida no es buena ni mala, la vida Es. Depende de cómo está tu mente, así vas a ver tu vida. Hay gente que está en el frente de batalla o en las cárceles y que se siente serena porque su mente está serena. La vida, según está tu mente, es mala o buena. La mente es la que “hace” tus amigos o tus enemigos. Hay que trabajar con la mente para revertir esos patrones.

Y a la mente se la trabaja exactamente igual que al cuerpo, si quieres perder “un kilín” tienes que hacer dieta, si a ti te dan una receta pero no lo practicas, seguirás gorda. Y lo mismo la mente, hay recetas, cada maestrito tiene su librito. Bueno, yo transmito este porque a mí me cerró en su totalidad, pero estoy segurísima que hay montones que le sirve lo suyo.

 


  Bertriz Goyoaga nos habla de la familia


Monica Baum: ¿Cómo es tu relación con tu familia?

Beatriz Goyoaga: Hermosas, están fuera, amo a mis hermanas, compartimos muy poco tiempo porque todos están en España, cuando estoy ahí estamos intensamente unidos y compartimos chismes, recuerdos, fiestitas, es una relación hermosa. Ellos son muy católicos y conservadores, yo me he educado ya desde los 17 años por el mundo entonces mi vida es distinta, pero ellos ven también los cambios, aunque intelectualmente no los admiten pero ellos los ven. A algunos no les gusta mis cambios porque sienten que yo me creo superior y nada que ver. Sí creo que ellos podrían ser más felices si encontrasen su camino, el que sea, porque mucho alcohol, mucho cigarrillo no te lleva a la felicidad, te lleva a tapar los problemas.

En el fondo del corazón lo que se siente, yo creo, es una impotencia de “yo no poderme sentir tan cálida, tan sonriente, tan serena como tú, y si no me tomo una botella entera de vino no me puedo reír, sino sólo a partir de inducirme yo la risa y la sonrisa”. Y ese sentir es, en el fondo, un “a mí me gustaría estar ahí y no puedo entonces me enojo”.

MB: ¿Has construido tu propia familia?

BG: Yo pienso que Dios ya me mandó con algún motivo de vida, nunca he sentido la necesidad de tener hijos, más que alrededor de los treinta y pico de años, por dos o tres años sentí la necesidad de adoptar y después no sentí la necesidad de ser mamá. Soy mamá de amigas, soy mamá de madres, soy mamá de infinidad de gente que viene a contarme sus cuitas y soy mamá también de mis mascotas, soy mamá de mis plantas.

La maternidad no es solamente biológica, vivieron conmigo cinco chicos de la calle durante dos o tres años hasta que ya eran tan grandes que tenían que seguir, eran de 19, 20 y pico de años, no eran niños. O sea que soy mamá en otras formas, hay gente que es mamá de los abuelos y padres que hacen de mamá.

He tenido dos hermosas parejas con las que he convivido largos años. Del primer marido me divorcié, el otro falleció, y estoy muy plena. Si Dios me manda otra pareja pues, la aceptaré, pero no estoy buscando una pareja. Conozco muchas amigas que están desesperada, “preséntame uno de tus novios” y yo estoy plena charlando contigo, estoy plena tomando un café con un amigo, estoy plena yendo de viaje, estoy plena dando un curso, la felicidad la encuentro en mí y no tengo que buscar una pareja para que me sostenga.


  “Existe, está ahí y nosotros no lo podemos entender”


MB: ¿Esa confianza que sentís es en vos misma o es en alguien que te protege?

BG: Yo creo que es una combinación de ambos. Pensar que eres tú, solamente tú, te trae mucho ego, y tú te crees que eres el dueño de la existencia, y nosotros somos más insignificantes en esta existencia que las bacterias del intestino, ni siquiera sabes cuántas tienes ni sabes si están o no están. El cosmos es vasto, existe desde hace millones de años y va a existir por millones de años más, nosotros en un periquete ya nos vamos, como las bacterias.

Es cierto que Dios es omnipresente, y Dios está en las tormentas, está dentro de ti, está en las plantas, está en la alimentación, omnipresente. Lo han dicho todas las tradiciones, religiones y culturas no religiosas del mundo. Existe una energía, una presencia, llámale espíritu, llámale alma, llámale la última realidad, el amor, llámale el tiempo. Existe, está ahí y nosotros no lo podemos entender. Se puede experimentar, pero no entender ni razonar.

Yo no puedo decir que dialogo con Dios porque eso no existe, pero sí puedo experimentar espacios de serenidad, de felicidad y de dicha, que están en contexto que no tiene que ver con esta vida terrenal. Esto yo lo he conseguido en esos espacios de introspección, y sé que yo no soy una única que está dominando mi vida, yo sí creo que existe una multiplicidad más allá de lo que nosotros podemos ver con los sentidos, la vida no es sólo esto, creo que hay mucha más vida y creo que esa vida está en contacto con nosotros, que nosotros no lo podemos entender.”


¿Qué es la muerte para vos?


 Monica Baum: ¿Crees en la vida después de la muerte, en la reencarnación?

Beatriz Goyoaga: Lo que se muere es la forma, lo que rige tu vida es lo sin forma. Igual que ese telefonito que tú tienes ahí, lo que tú ves es la forma. La forma es un cachivache de plástico y metal y punto, lo que rige a ese telefonito es lo sin forma, que es la energía de la onda satelital, el chip, y la inteligencia de los ingenieros que han tenido la capacidad de hacer esto. Si este telefonito se rompe y se para, lo sin forma no se rompe, buscas otro teléfono, lo enchufas y seguimos…

…Igualmente con este cuerpo, este cuerpo es el que pone de manifiesto lo sin forma, que es la energía, la mente, el intelecto, el amor, la memoria, todo eso no tiene forma, y eso no se puede destruir. La forma es un cachivache, un cuerpo que tan poquísimo nos dura que hasta los árboles viven más que nosotros, y sigue después todo ese bagaje en otro contexto. Si tú eres religioso, y yo respeto a todo el mundo, y crees que no vuelves a reencarnar, ok, no reencarnarás, estarás, como la vida es eterna, en algún otro contexto donde te mande Dios. Si tú eres más actualizado y abres la puerta a posibilidades, como decía Darwin, a la evolución de las especies; a, como dicen los genetistas, que todo viene en el mensaje genético, y los que creemos en el alma, en el espíritu sabemos que no hay genes si no hay alma, entonces, no son los genes los que traen la información, es el alma la que trae la información.

Se habla exactamente de lo mismo con idiomas diferente. Hoy en día grandes profesores, grandes psicólogos, psiquiatras, maestros en las universidades están hablando de lo que antes decían en la antigüedad y les creíamos poco porque no lo podían probar, pero están diciendo lo mismo…

…No es que yo crea y dude, tengo un claro sentimiento, igual que yo sé que yo soy Beatriz, así tengo también un sentimiento de que la vida continúa y que esto es solamente una coma en un vasto libro del que no conocemos ni el principio ni el final.

MB: ¿Y cómo tratamos la añoranza, la nostalgia por la ausencia de nuestras relaciones especiales?

BG: Sabiendo que una de las primeras verdades de la existencia es la atemporalidad de todo. Desde chiquititos deberíamos educarnos sabiendo que todo es transitorio. Porque desde chiquititos venimos diciendo “para toda la vida, te quiero mi amor para siempre, que dure todo para siempre” y todo permanentemente está en cambio, el cosmos está en movimiento, y no está en destrucción, está en cambio.

Se cambia una cosa por otra, se caen las hojas y vienen otras, tu pelo es distinto que antes, tu cuerpo, tu memoria es distinta, te cambian también los gustos, tus amistades cambian, tus ideas cambian, el estómago cambia cada quince días, todo cambia. Y también, la pérdida de los seres queridos cambia y te vuelves a reencontrar, es una cuestión de fe, el que lo cree, lo cree y el que no, no. No hay que obligar a nadie. ¿No crees? Ok, no creas.

MB: ¿Cómo fue para ustedes la experiencia de la muerte de Federico Rivero?

BG: El Arte de Vivir no está aquí para cambiarle el destino marcado por su existencia o por Dios, de nadie. Si Ravi Shankar estuviera aquí con su varita mágica entonces nadie tendría que perder a su mamá, a su hijo, a su marido, nadie que tenga una mamá prostituta, nadie que tener un hijo adicto. No es que El Arte de Vivir solamente está atendiendo un grupito, y que sólo había que atender a “Fede” porque era respirador. Él atiende a todos, y el rol del maestro no es el ir quitándole el karma, el destino a cada individuo.

El camino lo tiene que caminar el caminante, porque si no, no hay camino, el camino de la evolución. Y si él estuviese con la varita mágica, pues tendría que dártela a ti, a mí, al otro y al otro. Entonces, cuando ocurre una cosa así, primero de todo, esto estaba marcado para él, pero quizá tendría que haberse muerto 15 años antes, o quién sabe si su calidad de vida hubiese sido terrible si él no hubiese tenido esa serenidad y esa luz, y hubiese estado envenenado, envenenando a su familia. Pero hasta el último minuto estuvo con una sonrisa.

El destino lo lleva Dios, y dependerá también de tu conexión. Cada uno tiene que poner la fórmula, así es… Fede ya lo hizo, puso lo mejor que pudo, él puso todo su intención, su deseo, su amor, su práctica. Y no sabemos en qué forma, a lo mejor el beneficio lo tienen sus hijos y su mujer que estuvieron en una serenidad total, una aceptación, una despedida amorosa, en vez de una traumática. Yo creo en los milagros pero, a lo mejor ya ocurrió el milagro con Fede, no sabemos.


Sobre la abundancia


Beatriz Goyoaga: La abundancia es una experiencia interna, no tiene que ver con lo externo. El sentirte abundante, el sentir que tienes abundancia hace a la calidad de tu espíritu, de tu mente, de tu conciencia. Hay gente que tiene de todo materialmente y es pobre. Es una estadística mundial, los países más pobres están entre los más felices, Estados Unidos está en el 49 y de los últimos, bien abajo, en el ciento y pico están los países nórdicos de Europa, que tienen los asilos de ancianos donde viven cinco ancianos, tienen piscina caliente y aparatos para meterlos, pero el índice de suicidios, el índice de alcoholismo, el índice de desesperación en los países nórdicos es de los más grandes del mundo.

La abundancia no reside en… si no, la hija de Onassis no se habría suicidado! Fue la primera nota que yo cubrí cuando me vine a la Argentina. En las empresas corre el Ribotril, el Alplax, y son gente que tienen salarios, a lo mejor, de decenas de miles de pesos. Hay gente que está feliz a pesar de las circunstancias. Obviamente que hay que trabajar para tener una sociedad más justa.

La espiritualidad es el puente que va a unir la pobreza con la riqueza, porque va a quitar la inercia del que no tiene y su mente quejosa por querer sacar al otro y va a tomar autoestima y saber que tiene adentro una fuente de poder, y va a abrir el corazón del que tiene para que comparta más y no “lo mío me lo trago” y se mueren con la cuenta bancaria llena. Sino que uno va a abrir su corazón y va a repartir y el otro va a sacar fuerza interna y va a vivir mejor. Entonces, el ser espiritual, el trabajar con uno mismo, trabajar con sus mentes y todo eso ayuda tanto a unos como a los otros.


Qué es el Sudarshan Kriya


El Sudarshan Kriya es la técnica central que enseña El Arte de Vivir en sus cursos y lo propone para la vida diaria. 

Se trata de una combinación de ejercicios respiratorios rítmicos, en un estado de meditación, con efectos directos en el subconsciente más profundo, según explica Bea Goyoaga: El Sudarshan Kriya largo, grupal, con la voz de Ravi Shankar, es un desgrabador del disco rígido mental, de cosas que están gravadas profundamente en la conciencia, que no tiene nada que ver con el día a día, que uno no sabe de dónde vienen. La mente es vasta, y el Sudarshan Kriya limpia en la profundidad. Es totalmente a nivel de la profundidad de la conciencia y no es consciente.

Hay gente que dice “durante la respiración me vi en el nacimiento” o lo que sea, pero la mayoría ocurre de manera inconsciente. Es diferente a la terapia tradicional, más profundo, de hecho los psicólogos y psiquiatras debería estudiar a Buda, que ha explicado muy bien los mecanismos de la mente. Creo que tenemos una treintena de psicólogos y psiquiatras en Buenos Aires que me envían a sus pacientes. Ellos mismos ven la mejoría y combinan.

Uno no respira para curarse, uno respira para atravesar lo que le toca con plenitud. “Yo tengo una crisis porque he perdido mi trabajo”, no respiras para encontrar trabajo. Para mejorar ese estado de ánimo porque has perdido tu trabajo respiras y meditas, para sentirte mejor…

…“Yo he perdido la salud, tengo hepatitis crónica”, ok, yo respiro y medito para convivir con mi enfermedad y no crear una enfermedad mayor e infectar a toda mi familia con mi veneno. “Yo he perdido a mi hijo, entonces yo respiro y medito para aceptar que mi hijo ha dejado su cuerpo y yo tengo que seguir porque tengo dos más, tengo un marido, tengo una tía, una abuelita, cuentas que pagar, o lo que sea”. Entonces, no es una panacea para dar trabajo, para devolver la vida, no.  

MB: ¿Cómo actúa la respiración?

BG: La respiración trabaja a nivel muy profundo de la conciencia donde no llega ni la medicina ni la palabra. La respiración está unida a la raíz de las emociones que están arraigadas en nuestros patrones, el disco rígido lo tenemos atorado de cosas y cosas y cosas. La medicina trabaja a nivel del efecto, te cura los síntomas, pero no la causa. La palabra llega a un espacio poco profundo mientras que la respiración o la meditación profundizan más adentro, adonde no llegamos nosotros.

Lo que hace la respiración es lo del botón “borrar”. Entonces tú puedes un día, de repente, encontrarte no reaccionando con un pre condicionamiento. Como decimos “el niño que se ha quemado con la leche, ve una vaca y llora”, porque ya hay un condicionamiento. Eso es lo que se desgrava, lo que está en la profundidad de la conciencia, de cualquier problema que la mente esté atravesando.

Yo era una persona que tenía muchísimo miedo, a los 23 años en la cama con mi marido, vivíamos en Chicago, y yo le decía “avísame cuando te vas a dormir porque yo me quiero dormir antes” porque tenía miedo. En los pasillos de niñita de mi casa corría por la oscuridad porque, no es como ahora que hay botones que apagas aquí y enciendes ahí, se apagaba ahí y todo el pasillo a oscuras. Y hoy puedo caminarme los potreros en un campo yo sola, vivir sola en una casa en el campo, no me pasa ningún miedo, duermo con las ventanas abiertas en Buenos Aires, donde la gente se llena de llaves.

No tengo ningún miedo, ni a la noche ni a la soledad, cosa que se me ha quitado inconsciente por la respiración.  


Buenos Aires, abril 2016