Juan Martín Romano. Comer Despierto

Monica Baum Entrevistas, Entrevistas completas

“La compulsión por la comida es solo un síntoma, hay algo en la profundidad que esta práctica de detenernos con amabilidad nos permite empezar a conocer”.

 

El sobrepeso -y la obesidad- desvela a mucha gente, tanto a las personas que lo sufren como a médicos, nutricionistas y otros profesionales que ven, una y otra vez, que el paciente no logra resolverlo de raíz. Las explicaciones de razones psicosomáticas tampoco son suficientes si no aparecen prácticas que intervengan la compulsión por comer demás.

“El atracón es el síntoma, es lo visible, pero hay otra cuestión que pertenece al mundo de las experiencias y es cómo uno maneja sus emociones, que tiene que ver con los diálogos con nosotros mismos”, dice Juan Martín Romano, médico nutricionista que desarrolló Comer Despierto, un abordaje de los desórdenes alimenticios con intervención del mindfulness. Escribió el libro “Comer despierto: La alimentación basada en mindfulnes” (Ed. Paidós) donde fundamenta esta propuesta que pone en práctica en el consultorio médico y en talleres abiertos a todo el público.

“Muchas personas viven el sufrimiento alimentario como un infierno y es un dolor oculto con culpa, con vergüenza. Creen que a ellos solos les está pasando esto y el hecho de empezar a escuchar que a otras personas les pasa lo mismo genera un impacto muy positivo.

El mindfulness, que es la práctica de la observación, de la atención, nos permite despertarnos, darnos cuenta de cómo nos hablamos, cómo nos tratamos. Empezar a darnos cuenta de nuestro sentir y, trayéndolo al plano alimentario, veremos que tenemos mucho por entrenar”, sostiene.

 

«No sé lo qué le pasa a este paciente»

Juan Martín Romano cuenta que desde chico leía sobre los alimentos que proveen energía y nutren esta máquina que somos, y a los 21 años se recibió de médico nutricionista. “Es muy habitual que los pacientes nos digan que comen por ansiedad, por estrés o por alguna emoción intensa. Apenas nos explican eso, una vocecita interna nos dice ‘No sé lo que le pasa a esta persona’. La universidad no nos dio elementos a los médicos y a los nutricionistas para poder ayudar a la gente desde esta mirada emocional”.

Pero la crisis y la insatisfacción tuvieron que atravesar su propia vida para descubrir que sí había algo para hacer y ofrecer a sus pacientes. “Hace diez años, a raíz de lo que nos sucede a muchas personas, una crisis vital, estrés y ansiedad, empecé a hacer terapia. Pedí ayuda porque de verdad sentía que había perdido la dirección. Comencé con prácticas de mindfulness y volví a conectarme con la vida, a encontrar un sentido, volví a encontrar la pasión por mi profesión y recién ahí entendí lo que las personas me estaban diciendo en la consulta”.

Este fue el impulso para desarrollar la versión porteña de Mindfulness Eating y en 2011 comenzó un programa de cuatro encuentros donde los participantes conocen la filosofía y las prácticas del mindfulness enfocadas en las problemáticas de la alimentación. “Como nutricionista reconocí que había algo más que los abordajes conocidos: el plan de alimentación, el reto por no cumplirlo, la restricción de ciertos alimentos. A veces la comida, el peso corporal es solo un síntoma, como la punta del iceberg. Hay algo que está más en la profundidad y que estas prácticas contemplativas de detenernos nos permiten empezar a conocer”.

 

Qué es el Mindfulness

“Es la manera en que los científicos llaman a la meditación. Mindfulness es, para decirlo fácil, el cultivo de la atención. Parece algo sonso pero con la velocidad con la que estamos viviendo y la cantidad de estímulos que nos rodean, la mayor parte del tiempo la pasamos mirando hacia atrás, lo que nos pasó, o estamos imaginando con expectativas lo que está por venir.

No estoy diciendo que eso no hay que hacerlo, es fundamental, lo que sucede es que estamos tan por afuera del presente que nos falta presencia y el mindfulness es esta invitación a simplificarnos, a estar conectados, porque, justamente en cada comportamiento nuestro, en cada decisión que tomamos, estamos eligiendo cómo seguir”, explica Romano.

 

¿Es hambre o es otra cosa?

En nuestra vida cotidiana comemos por mil motivos, por costumbre, para celebrar, o por causas emocionales, pero muchas veces lo hacemos sin registrar si realmente tenemos hambre. “Muchas veces comemos porque tenemos hambre pero son muchas más las veces que comemos sin hambre. Es muy impactante cuando uno empieza a observarse.

Comer Despierto es justamente llevar la atención al momento de la comida, observar todo lo que está alrededor del acto alimentario y que no es solamente la comida”, dice.

La pediatra budista Jan Chozen Bays, autora del libro Comer Atentos, plantea siete tipos de hambre: el hambre visual, el de la boca, el auditivo, el estomacal, el corporal, el de pensamientos y el hambre emocional. Esto los publicitas lo saben bien y lo explotan con, por ejemplo, imágenes de comida muy sabrosa. “A mí me gusta llamarlos disparadores o deseos que te hacen prestarle mayor atención a la comida, pero eso no implica que es por hambre que vamos a comer”, advierte Juan Martín Romano.

 

¿Realmente hay una solución a la compulsión por comer?

Con esto Romano es implacable: “Los profesionales del siglo 21 venimos leyendo libros del siglo 20, pero ya se comprobó que hacer dieta y que haya alimentos prohibidos es lo que perpetúa un desorden alimentario. Que una persona se restrinja equivale a tener atracones. Lo que propone el movimiento mundial de la No-dieta, en coincidencia con el mindfulness es ir por el camino del medio, no hay alimentos prohibidos pero hay alimentos más saludables que otros.

Pero la disfunción también se manifiesta en el otro extremo, cuando hacer dieta equivale a «o lo hacés perfecto, o no hagas nada». “Ejércitos de médicos en los consultorios retan a los pacientes si no bajan de peso, si no hacen lo que ellos les dicen. Tal vez lo hacen con las mejores intenciones pero realmente desconocen que son los creadores de un trastorno alimentario.

Hay que ayudar a las personas a que puedan aprender a relacionarse con la comida pero no es con el regaño, es entender si es hambre o es una emoción lo que estoy sintiendo. Es observarse”, insiste.

Hoy en día se habla de adicción a la comida, como lo son otras adicciones, corriendo el riesgo de que el estatus de enfermedad libere de responsabilidad al paciente y a que ponga sus expectativas en fármacos o cirugías.

Al respecto, Romano reconoce: “es cierto que estos comportamientos tan compulsivos son circuitos que nos tienen esclavos y si uno los viene desarrollando desde hace mucho tiempo, son tan repetitivos que finalmente encuentran un sustento biológico; es un mecanismo neurológico establecido. Entonces, cuando una persona quiere deshacerse de ese modo de comportarse, se da cuenta que no tiene recursos. No es que es un caprichoso y por eso lo hace, es un mecanismo adictivo”.

Ahí es justamente donde cobra valor la propuesta de minfulness eating: “Comer Despierto es una propuesta que dice que esto sí se puede desarmar. Se puede desarmar con varias “P”: con Práctica, reconociendo que esto es un Proceso, que lleva tiempo y eso requiere de Paciencia, sumada a la Persistencia”.

Esto es más fácil con mindfulness: “Lo que propone la práctica de la atención plena es tener esta rutina de detenernos, tener un momento de quietud y de auto observación, de encontrarnos y de darnos cuenta. Darnos la oportunidad de tomar distancia de los pensamientos, porque son solo pensamientos. No es necesario que, porque se te ocurre comer chocolate, inmediatamente tenés que ir a comer el chocolate. Uno puede darle lugar para reconocerlo, ponerle etiqueta a ese pensamiento y decidir qué cantidad, en qué momento. Acá es cuando entra la palabra Proceso”.

Uno de los grandes enemigos de camino es el perfeccionismo y la autoexigencia desmedida. “La perfección se parece mucho a dieta, cuando uno pretende ‘o lo hago diez puntos o mejor no hago nada’. Para muchos el descubrimiento es que hay grises, uno puede ir por este camino del medio. No somos robots, a veces nos va a salir bien, a veces no, pero la intención es el punto de partida.

La intención es cuando la persona se acerca a pedir ayuda porque quiere estar mejor consigo misma. Cuando se pregunta para qué quiere hacer esto. “Lo que propone Comer Despierto es intervenir los hábitos para un bienestar que va mucho más allá de lo estético e incluso de la salud física. Cuando atendés personas con desórdenes alimentarios y les preguntás «¿O la imagen o cómo querés sentirte?» la gran mayoría quiere sentirse bien”, dice el Dr. Romano.

“Lo que proponemos es esto, si empezamos a iluminarnos y a gustarnos por dentro, si empezamos a serenarnos, esto es imparable y se refleja en el afuera. Uno empieza a quererse más, a cuidarse más, a respetarse, a elegir qué alimentos me hacen sentir mejor”.

 

Desactivar el automático con la observación

Juan Martín Romano utiliza varios recursos ya probados en el mindfulness, enfocándolo a la problemática alimentaria. Una de ellas es la sigla SODA propuesta por el psicólogo estadounidense Daniel J. Siegel: Si Observas, Desconectas el Automático (traducción libre de YODA; You Observe and Decouple Automaticity). Esa es la práctica de la atención que permite desconectar el automático.

“Si uno observa los detalles registra que hay un desencadenante que mueve un pensamiento automático. Se empieza a reconocer que hay determinados gatillos que son los que nos hacen pensar, sentir y actuar de determinada manera. Uno puede ver cómo va a ‘terminar la película’ pero también puede ver como no quiere que termine. Ahí aparece la gran posibilidad de desarmar ese hábito y reconectar con la intención”, explica.

 

ROTAR: Respirar. Observar. Transitar. Anticiparse. Responder

La sigla ROTAR es una herramienta para afrontar las situaciones a las que solemos responder impulsivamente con un comportamiento habitual. Puede ser para la comida o para otras situaciones, como cuando estamos enojados o tenemos una crisis de ansiedad. Lo que hacemos es rotar, darle una vuelta a la perilla y estas cinco letras hacen referencia a cinco momentos, cuya condición de posibilidad es un acto previo: tomar la decisión de detenerme.

La primera R hace referencia a cuatro erres: Recibo lo que está sucediendo y lo Reconozco (por ejemplo, estoy enojado, tengo bronca, estoy triste). La R siguiente es la de Respiración profunda. “Es muy bueno ver qué sucede cuando uno se propone hacer cinco ciclos de respiraciones bien profundas. Cuando uno respira hondo el diafragma desciende y se activa la respuesta de Relajación en el cerebro, el que libera neurotransmisores, adrenalina, y nos relajamos, que es la cuarta R, de Relajación”, alienta Romano.

La O indica Observar todo lo que está ocurriendo pero sin actuar inmediatamente.

La T es de Transitar la incomodidad sin reaccionar. Cuando practicamos mindfulness nos estamos dando la oportunidad de fortalecer circuitos neurológicos que nos van a permitir afrontar el dolor, el malestar, la incomodidad sin hacer otra cosa. Es permitirse estar con la incomodidad.

Romano toma el concepto craving del ámbito de las adicciones y que refiere al deseo intenso de hacer algo, de comer o consumir algo. “Es un deseo irrefrenable y ahí está la esclavitud, lo que proponen estas prácticas es la posibilidad de surfear esa impulsividad tan grande”.

La A de rotar significa Anticiparse. “Es muy bueno que las personas tengan ensayados con anticipación comportamientos, recursos que diluyan o quiten la atención a este circuito en el que están tan comprometidas. Salir a caminar, tomarse una ducha, lavarse la cara, aplaudir, tomar un vaso de agua fría, generar sensaciones sensoriales diferentes ayudan a quitarle ese poder a ese deseo intenso”.

La última R es de Responder. “En lugar de reaccionar, vamos a Responder. En la reacción intervienen circuitos automáticos, en la respuesta somos nosotros quienes decidimos, enteros, y nos hacemos cargo: este comportamiento es el que realmente estoy eligiendo. Incluso cuando elegimos un atracón o consumir: con todo nuestro ser nos hacemos cargo y corregimos. Lo miramos de frente”.

 

El poder transformador de la amabilidad

El tratarse a uno mismo con amabilidad, con respeto y compasión, es una constante que atraviesa toda la propuesta de Comer Despierto y se inspira en la propia actitud ante la vida y las personas del Dr. Juan Martín Romano.

“El mensaje de Comer Despierto es permitirnos aprender y evolucionar, comprendiendo nuestra mente. Empezar a dominarnos pero en el buen sentido: a adueñarnos para ser mejores personas, para nuestro bien y para las personas con las que compartimos nuestra vida.

La propuesta tan establecida de hacer dieta para muchas personas viene acompañada con poca tolerancia a la frustración, del perfeccionismo y de la autocrítica feroz. El mindfulness y muchas terapias cognitivas, en tanto, proponen prácticas en donde las personas empiezan a escuchar qué se dicen a sí mismas para castigarse.

El camino de la transformación es con amabilidad. Estas prácticas nos hacen notar ese detalle, porque muchas personas no tienen presente de la forma en que se hablan. Los invitamos a reconectarse desde el sentir, desde el lenguaje del cuerpo. Uno empieza a entender que con amor –con amor a uno mismo- es más fácil el cambio”, concluye.

 

VIDEO de la entrevista

 

PODCAST de la entrevista

Mindfulness y nutrición. Comer con conciencia es un acto de amor propio y de reconciliación

 

Monica Baum, octubre 2019