«El dharma, el deber del alma es servir. Estar en esa posición te cambia toda la vida»
Maha Sundari es el nombre que adoptó Marina, una fotógrafa que estudió Diseño de Imagen y Sonido en la UBA. También es instructora de yoga e hizo diversos estudios de la voz, como el de música vocal Indostánica, tanto en India como en Argentina. Tiene su propia escuela de yoga, Sangita Yoga de la voz.
Se presenta como practicante de Bhakti Yoga e integra la Sociedad Internacional para la Conciencia de Krishna (Iskcon). Con Maha nos adentramos en la profundidad de la filosofía del Bhakti Yoga para ir más allá de los rituales Hare Krishna o ropajes tan conocidos.
Maha cuenta que, cuando descubrió el yoga, se enamoró de su filosofía, contenida en el Bhagavad Gita, la “Bilbia” de los hinduistas. Allí, Krishna, quien es el dios personificado, habla de los distintos tipos de yoga: el Karma Yoga, que es el yoga de la actividad; el Gñana Yoga, que es el yoga del conocimiento; el Ashtanga, que es el yoga místico, entre otros.
Pero el corazón es el Bhakti, el yoga del amor, de la devoción, de la gratitud, y esta energía habitó toda la entrevista. La convicción serena y la alegría acompañaron cada palabra de Maha.
“La esencia de la filosofía es tomar todo lo que tenemos, todos los dones que recibimos y volver a ofrecérselos a la fuente divina. Es un proceso de reciprocidad con esta fuente divina. Por ejemplo, yo tengo el don de la voz, entonces yo lo ofrezco en devoción a Krishna o a la fuente divina”, explica.
¿Es la veneración a un dios?
“Es el reconocimiento de que venimos de una fuente divina. Porque decirlo como ‘un dios’ es como si fuese que hay un montón de dioses pero son aspectos de una misma fuente divina. Es como decir ‘Dios tiene muchos vestidos’, de acuerdo a las creencias y a lo que las personas pueden entender, toman un vestido o el otro. Pero lo más importante es que todos están relacionados con esa fuente, sabiéndolo o no”, dice Maha.
Ahora bien, tanto misticismo nos aleja de la realidad cotidiana de las personas. O no.
“Tanto el Karma yoga como el Bhakti yoga, que son primos hermanos, son los más accesibles para el día de hoy. Hay que hacer todo pero con conciencia de krishna: entender quién soy y cuál es mi relación con la fuente divina. Es como ir al trabajo, hacelo, pero hacelo con conciencia de krishna, entendiendo quién sos y cuál es tu relación con esa fuente divina. El Bhakti despierta esa conciencia que ya está en nosotros.
No es un dios externo, sino una presencia que está adentro de cada persona y está afuera. Por eso tiene que ver con las relaciones, el bhakti es relación; es relación con el ser divino y también con todos los seres, animales, plantas, personas”, sostiene.
Sigo buscando llevar a Maha a respuestas sobre cómo estar en el mundo y qué tiene para decir el Bhakti Yoga sobre las problemáticas sociales, y nuevamente me lleva a la esencia.
“La filosofía védica se para desde el lugar de, primero, preguntarse quién soy yo, si hay algo más que ser hombre o mujer, joven o viejo. Desde ese lugar voy trabajando en no identificarme tanto con el cuerpo. Si bien tengo un cuerpo y lo necesito porque es mi vehículo y no lo voy a descuidar, lo habito con conciencia de quién soy en realidad. Entendiendo también que todo es pasajero.
Con lo único con lo que me tengo que identificar es con quién soy realmente y cuál es mi relación con la divinidad. Y desde ese lugar voy a ver el mundo y voy a participar en él desde otro lugar, con mayor sabiduría. Pero eso es algo que uno tiene que discernir, no es que viene una filosofía y me impone ‘vos ante esto, tenés que ser así, pensar así’. Cuanto más trabajo interno hacemos, mayor sabiduría iremos adquiriendo ante todos estos problemas.
Por otra parte, la cultura védica distribuye en la sociedad alimento espiritualizado, llamado prasadam, que significa misericordia. A una persona hambrienta en la calle le damos alimento espiritualizado que es diferente del alimento normal, porque tiene que ver con la conciencia con la que se lo prepara”.
Maha comenta que ellos también consumen prasadam en el día a día. “El alimento también es una energía, todo lo que es vibración, cuando va con una intención produce sanación. Al ser una sustancia material, cuando lo preparás en meditación y lo llenás de conciencia, tiene un efecto en la persona que lo recibe, va a purificar su conciencia y lo va a ayudar a recordar quién es”.
Pero los bailes, los cantos por la calle y una alegría característica es lo que suele recordarse más fácilmente de los “Hare Krishna”, aunque Maha se apresura por no negar la realidad de la vida que a veces puede ser dura. “Eso no significa que uno no pase momentos muy difíciles, pero ante ellos, uno sabe que son pasajeros, en cambio, la alegría que viene del canto, de pronunciar el nombre de esta fuente divina, que es una vibración muy potente, es un Ananda, una felicidad que es interna y que es permanente”.
Estando en la India estudiando el Bahgavad Gita, fue cuando a Maha le hizo un click y se propuso seguir ese camino: “Esto es lo que yo quiero, pero no solo lo quiero estudiar, quiero practicarlo, quiero vivenciar esto en mi vida”, y volvió a Buenos Aires para dedicarse de lleno.
“Lo que más me llamó la atención del Bahgavad Gita es la palabra servicio, poder servir a otro y estar en esa posición. ¿Cuál es el dharma (palabra sánscrita que significa deber) del alma? el dharma del alma es servir. Cuando servimos a otros, ayudándolos, dándole sabiduría espiritual, libros, prasadam, los estamos ayudando a que ellos también revivan la conciencia espiritual y eso es servir. Estar en esa posición te cambia toda la vida”, afirma.
No proponen abstraerse de la vida y meterse en un convento. “Hay algunas personas que tienen esa vocación y esos son los monjes, pero no son la mayoría. En la comunidad Hare Krishna, el 99% son personas que viven en el mundo cotidiano, trabajan, estudian”.
Mantras y Kirtan, la devoción a través del sonido
Kirtan significa canto grupal de mantras. “Es increíble, una vez que probás no podés dejar de hacerlo”, sostiene Maha. “Lo podés tocar con cualquier melodía, hasta con reggae, con cualquier melodía, no hay reglas en ese aspecto. El kirtan, con sus melodías y mantras de nombres divinos, hace que la mente se calle y el alma se exprese. Ahí ya no importa si tengo buena voz o no, si sé cantar o soy músico, en ese momento somos todos una sola voz”.
En Mayápur, una aldea ubicada en las orillas del río Ganges, en la India, donde Maha estudió esta práctica, se hace el festival Kirtan mela, que son horas y días de canto continuo. “La sensación era que el alma empezó a bailar”, allí le dijo a su esposo que al volver a Buenos Aires quería dedicarse a eso y que sea accesible para todos, para que todos puedan experimentar esto.
Hoy dirige la escuela Sangita Yoga donde trabaja el yoga de la tradición Krishna Macharia y todo lo relacionado a la voz como vibración: los mantras como práctica devocional individual, como el canto grupal o kirtan. “Trabajamos con las vocales, mucho con la respiración y la vibración de la propia voz. El cuerpo pasa a ser como un cuenco, donde uno utiliza la propia voz para sanar y para equilibrar.
La enfermedad también es una vibración que está desequilibrada, entonces, con algunas técnicas se van restableciendo esas vibraciones y habitando ese cuerpo sin dejar de lado nunca quién soy yo. Si experimentas las técnicas y no trabajás profundamente en esto que estamos hablando, el bienestar o la armonización te dura un ratito y al rato estás enganchado con lo primero que te vino a la mente.”
Los Hare Krishna, ni todos ni todo el tiempo están vestidos de naranja. “Son rituales que pasan a un segundo plano –aclara con énfasis-, no tengo que vestirme de determinada manera para seguir determinada filosofía de vida. La práctica es interna, la vestimenta no hace al monje”. Nunca mejor dicho.
Festival de la India Espiritual Ratha Yatra
El domingo 17 de noviembre se realizó en la ciudad de Buenos Aires la edición 2019 del “Festival de la India Espiritual Ratha Yatra”.
Maha Sundari explica que “es un festival espiritual milenario donde la deidad, la fuente de todo lo que existe, adquiere una forma determinada, habita una forma material, para que todas las personas se pueden beneficiar tomando darshan, que significa «verlo». Nos conectamos con la manifestación sonora de la divinidad que es el mantra, pero su manifestación visual adquiere distintas formas y en este festival la deidad sale en carrozas por la calle.
Comienza con un peregrinaje acompañando a la deidad y le sigue una fiesta de cantos y mantras, danzas, prasadam para todos, además de ferias de objetos de la India, clases de yoga, entre otras actividades.
VIDEO de la entrevista
AUDIO de la entrevista
Monica Baum, noviembre de 2019