Cuando te ponés en #ModoOportunidad no hay nada en la vida que no sea una oportunidad.
Roberto Pérez es un filósofo y conferencista muy buscado por su trabajo con Eneagrama y por sus charlas motivacionales. Llevó su vida a través del sacerdocio católico, la abogacía y el coaching en el ámbito empresarial, para hacer pie en su mayor convicción: somos seres espirituales y ser espiritual no es un anexo a nuestra vida sino que es el fundamento de nuestra existencia.
Ya a los 19 años comenzó sus estudios de filosofía y de teología, para ordenarse sacerdote a los 28 en Buenos Aires, pero apenas cuatro años después, decidió dejar la Iglesia. “Fue un aprendizaje hermosísimo pero yo no servía para ser funcionario y decidí alejarme, no de mi fe ni de mis valores sino de la institución, aunque fue un proceso muy traumático”, reconoce.
A trabajar en la formación de las conciencias
Del mundo eclesial, Roberto Pérez se fue a estudiar derecho, pero no quería ser un abogado de tribunales: “Yo amaba la filosofía del derecho, me enamoré de todo lo que tiene que ver con la vida de la sociedad y los criterios sociales en la vida humana, hasta que, a los 38 años, en un viaje a Machu Picchu tuve una experiencia espiritual muy fuerte y a mi retorno dije: Hasta acá. Tengo que volver a trabajar en la formación de la conciencia. En ese momento era de locos tomar esa decisión, de hecho me trajo muchos problemas en mi vida personal, pero finalmente constituí un hogar y dediqué mi vida a la formación de la conciencia”.
Eso que suena hasta romántico, en términos prácticos fue durísimo, manifiesta. “En el modelo social en el que vivimos, si llevás el tilde de que fuiste sacerdote ya le incomoda a algunos; por otro lado, las personas veían que mi vivencia espiritual es genuina y que más allá de la institución estaba mi persona. Pero es dificilísimo dedicarte a la formación de personas fuera de un ámbito académico clásico.
Finalmente, este perfil espiritual de Roberto Pérez terminó siendo el más solicitado
Recuerda: “A partir de lo que yo iba exponiendo, que tenía que ver con ética, con valores, con criterios de vida, con actitudes humanas sanas en lo personal, en lo familiar, en lo organizacional, poco a poco me fueron llamando de muchos sitios, incluso del ámbito empresarial y del coaching, y este perfil espiritual terminó siendo lo más requerido. Aunque se puede hablar maravillosamente desde la antropología, con el paso del tiempo, lo que más preguntan es cómo es la búsqueda de lo espiritual.
El coaching fue tomando la vida de las instituciones y me parece buenísimo, pero hasta en el mismo coaching fueron dándose cuenta que las técnicas conversacionales no alcanzan y que tienen que trabajar el cuerpo y las emociones, porque las decisiones no se toman desde la cabeza, se toman desde otros lugares, desde la vida interior que tengas, con tus emociones, con tus dolores, con tus miedos, y hay que hablar de eso”.
Está absolutamente convencido que tanto el counseling como el coaching están al borde de darse cuenta de que si la persona no entiende que somos seres espirituales, que ser espiritual no es un anexo a nuestra vida sino que es el fundamento de nuestra existencia, a la larga sus decisiones también terminan siendo erráticas.
“La conciencia espiritual es la que nos permite tener un propósito claro, reconocer nuestros dones fundamentales y nuestra misión en la vida. Ella ofrece mirarse a uno mismo y al otro de una manera mucho más significativa que lo puramente psicológico o técnico”, sostiene.
El lugar del miedo en el desarrollo de las personas
Uno de los temas que aborda con más frecuencia en sus conferencias Roberto Pérez es el del miedo y alega que no es un tema de la psicología sino de la antropología: “los procesos iniciáticos en todas las culturas antiguas, de oriente o de occidente, siempre fueron sobre los miedos. Desde las artes marciales al liderazgo religioso o político, el trabajo son los miedos, lo cual luego toma la psicología ya que comprende que es esencial para que la persona sea libre.”
Entiende que cualquier relación de poder está basada en el miedo. ”El cumplimiento (cumplo y miento) es eso: cumplo por miedo a lo que va a pasar si no lo hago. Entonces no hay una verdadera de decisión. Hay miedo a perder eso, a que me digan esto o a que me hagan aquello”.
Estar en #ModoOportunidad y el papel del mal
El interés de las personas por desarrollar sus emociones, sanar las heridas del pasado y tener una vida cada vez más plena va en aumento. Pero esto a veces nos pone en un camino sin fin que nos obliga a sanar, a liberarnos, descargar “mochila” intentando estar en un eterno #ModoFelicidad. Esa visión algo fantasiosa anula o niega el lugar del mal, lo que no terminamos de resolver, lo que sigue apareciendo una y otra vez como defecto, o lo que no funciona en nuestra vida.
Roberto Pérez advierte que aquí hay que observar cómo cada uno lee la vida: “La diferencia entre una persona dormida y una persona despierta es que para la persona dormida siempre las cosas son una bendición o una maldición, pero para la persona despierta todo es una oportunidad. Desde esa mirada ¿dónde cabe la palabra mal? –se pregunta-, no hay mal, lo que hay es una bendición o una lección. Y, en realidad, todo es una oportunidad para disfrutar de las bendiciones o para aprender de las lecciones. Desterremos del vocabulario la palabra mal como algo que ocurre”, propone. Es una oportunidad para aprender:
“Cuando entendés la vida como modo oportunidad, así como el “modo avión”, cuando te pones en #ModoOportunidad no hay nada que no sea una oportunidad. Esa es una mirada espiritual real, soy espiritual no invocando a la fuente o al cielo, sino cuando, mirando a la realidad, miro más allá de lo que veo y entiendo que es una oportunidad para mi crecimiento porque estoy de paso en esta vida.
Ser espiritual no es hacer cosas espirituales sino vivir la vida y mirar la realidad espiritualmente, lo importante son las respuestas que damos. No es lo que tenemos ni lo que hacemos, es cómo tenemos lo que tenemos, es como hacemos lo que hacemos. Somos seres espirituales que vivimos una aventura terrenal, al decir de Teilhard de Chardin”, afirma.
Eneagrama
La herramienta preferida de Roberto Pérez para trabajar con las personas es el eneagrama, un conocimiento ancestral que él considera un camino de autoconocimiento, no una simple técnica. La misma permite darnos cuenta las partes de nuestra psiquis y de nuestras actitudes que no están en armonía y el trabajo que hay que hacer para llegar a la mejor versión de uno mismo.
Cuando la persona toma ese conocimiento, ella misma se hace cargo de su vida “y sucede algo terrible, ya no hay nadie a quien culpar», acota entre risas e insiste: lo que hace el eneagrama es que te enfrenta a vos para que no te justifiques más.
Esta filosofía sostiene que nuestra psiquis tiene nueve aptitudes, atributos o capacidades que son inherentes a cada uno y lo que hay que lograr es que estén en armonía. Pero una de ellas es predominante y lo primero que hace el eneagrama es ayudarte a reconocer tu atributo predominante, con el que cumplís tu misión en la vida, y cómo trabajar los otros ocho para que tu música sea hermosa.
Viajes a tierras sagradas
Concluye: “Creo que la vida es el lugar de encuentro consigo mismo, pero la gente me pregunta ¿cómo hago? Tomate tres días, les digo, pero no puedo, dicen. Ah bueno, entonces es imposible, les contesto. Porque, en el medio del trajín hacer ratitos para tratar de estar bien es muy difícil”.
En esa línea, Roberto Pérez y su esposa Alejandra Ducca, organizan viajes grupales a lugares sagrados tanto en Argentina como en otros puntos del planeta. “La madre tierra tiene sitios donde parece favorecer a que sus hijos salgamos de lo mental, abramos el corazón, nos dispongamos al encuentro con nosotros mismos y a abrirnos a otra dimensión”.
Más que hacer cosas espirituales, ser espiritual.
VIDEO de la entrevista
AUDIO de la entrevista
Monica Baum, mayo 2019